Menos atascos y bañistas irritados

El verano se presenta movido en las playas turísticas de San José (Almería), en pleno corazón del Parque Natural Cabo de Gata. La Junta de Andalucía, el Ayuntamiento de Níjar y los vecinos de San José han entrado en conflicto a causa de una barrera instalada por el Gobierno regional justo al inicio del camino que conduce al paraíso que para muchos bañistas supone las playas de Mónsul y Genoveses.

El objetivo es restringir el tráfico rodado a estas playas situadas en el parque natural y el motivo, según la Administración, es la seguridad, tanto medioambiental como de los bañistas. Anteriormente, cada día se permitía la entrada hasta prácticamente rozar la arena a unos mil coches, con el consiguiente trastorno que ello supone. "Hace dos años no pudo acceder ni una ambulancia para una emergencia", recordó ayer Clemente García, delegado provincial de Medio Ambiente.

La intención de la Junta es que las playas respiren y, para ello, el acceso se realizará en los autobuses de una empresa local con la que la Junta ha realizado una concesión administrativa y que dispone, cada media hora, de cuatro vehículos con una capacidad para 50 personas que conectan San José con Mónsul y Genoveses (a 2,5 y 4,5 kilómetros, respectivamente, del lugar en el que se encuentra la prohibición de entrada).

La barrera se baja a las nueve de la mañana y se levanta a las siete de la tarde. Durante esas horas, además de los autobuses, tienen libre acceso a las playas vehículos de personas con movilidad reducida, vecinos de casas aisladas de las inmediaciones (como el pastor de la zona) o los huéspedes de los hoteles Doña Paquita y El Sotillo, que tienen pase VIP para poder entrar con sus turismos. A partir de mañana viernes, y gracias a la reunión mantenida ayer entre Medio Ambiente y la comunidad vecinal, podrán entrar en la zona acotada y dentro del horario restringido otros 150 vehículos más.

"El terreno tiene, también, una capacidad que se podría poner en peligro si seguimos permitiendo la entrada diaria de cientos de vehículos", enfatizó García, quien presume de que este método se ha exportado a la vecina Murcia y recuerda que hace tiempo funciona en Menorca. Junta y vecinos son los únicos vértices del triángulo en disputa desde el inicio de la temporada alta a causa de la barrera. El Ayuntamiento de Níjar, del que depende el núcleo poblacional de San José, sigue sin asimilar la novedad y mantuvo esta semana una acalorada reunión con Medio Ambiente después de que el domingo un concejal de la corporación municipal nijareña protagonizara un episodio de desobediencia administrativa al ordenar a los vigilantes permitir el tráfico rodado durante una hora.

La Junta aún se plantea abrir un expediente sancionador al Consistorio de Níjar por esta actuación y todo dependerá del transcurso de las próximas jornadas. Se prevén, no obstante, acaloradas y tensas. Los insultos y amagos de agresión a los vigilantes de la barrera son diarios y, provienen sobre todo de los turistas autóctonos. Otros más civilizados, decenas a diario, llegan cada mañana a las 08.30 con café y churros para asegurarse un lugar en primera línea.