_
_
_
_
Entrevista:JOSÉ RAMÓN HUIDOBRO | Empleado afectado de Air Comet | viene de primera página... la quiebra de Air Comet

"Llegar al paro ha sido trabajoso"

Manuel V. Gómez

José Ramón Huidobro publicó una carta al director en este diario el 29 de junio. Empezaba así: "Hace un año que me empezaron a agredir en un trabajo. Cumplía con mi horario y hacía mi cometido puntualmente". La agresión de la que habla Ramón, madrileño, de 43 años, es la más dura que puede recibir un asalariado: no cobraba por su trabajo. Formó parte del personal de tierra de Air Comet, la aerolínea quebrada de Gerardo Díaz Ferrán, hasta el pasado 15 de mayo.

Cuando le empezaron a "agredir", Ramón se empeñó en que sus problemas y los de sus 740 compañeros fueran de dominio público. "He sido muy activo en foros de Internet, cartas a los medios... En julio del año pasado nadie hablaba de Air Comet", cuenta. Su labor no solo fue el activismo escrito. "He estado en todas las protestas contra Díaz Ferrán, menos en una", añade al recordar con orgullo una foto publicada en la edición digital de EL PAÍS el pasado enero en la que se le ve persiguiendo al presidente de CEOE a la salida de un acto empresarial en el hotel Ritz de Madrid.

Con el desempleo paga apenas el alquiler y come en casa de sus padres

Logró su objetivo a finales del año pasado. Eso sí, contó con la ayuda de un juez británico que inmovilizó los aviones de la compañía del presidente de la CEOE a petición de un banco alemán, Nord Bank. Esta decisión precipitó el cierre de la aerolínea, lo que dejó en tierra a 24.000 pasajeros a las puertas de Navidad. Ramón había logrado su objetivo. Air Comet ocupaba la primera página de casi todos los periódicos. Pero su calvario laboral estaba lejos de acabar. A los atrasos en las nóminas se sumó una regulación de empleo temporal. Y luego la incertidumbre por saber si iba a cobrar la prestación por desempleo. "Hasta hace 10 días no lo tenía claro", explica, "la empresa decía que había tramitado los papeles, pero en el Inem me decían que mi nombre no aparecía". Y eso fue lo peor: "Una vez sales de esta situación y te dicen que no vas al paro, explotas". "Llegar al paro ha sido todo un trabajo; los pocos que quedábamos hemos estado achuchando al consejero delegado", concluye.

Sus avatares en la aerolínea distrajeron a Ramón de su vocación, escribir. "El tema de Air Comet ha sido un obstáculo. Me he preocupado por un problema por el que no tendría que hacerlo, cobrar el sueldo que me he ganado en mi trabajo", narra este licenciado en periodismo que eligió un trabajo mecánico como el de cargar y descargar maletas en la terminal 1 de Barajas porque tenía un horario fijo y le permitía desarrollar su pasión. Hasta entonces había trabajado en el mundo de la comunicación cultural (premios Amigo, Suma Flamenca) y las ONG (Ayuda en Acción). "Una de las ventajas de este trabajo es que me dejaba tiempo", recuerda. De hecho, su contrato era a tiempo parcial, seis horas al día. "Ir y venir también forma parte del horario laboral".

Desde que está en paro oficialmente, Ramón ha comenzado a organizar lo que ha escrito en los últimos cuatro años: "He resuelto un libro que tenía por cerrar". También renueva con más tranquilidad sus blogs. "Tengo un montón, que actualizo al menos una vez a la semana", describe. Especial cuidado pone en uno que lleva su nombre. Lo llama "el principal". Tiene tiempo. O se lo toma. Todavía no ha empezado a buscar empleo. Desconfía: "A la hora de pensar en trabajar no pienso en empresas. Pienso en personas. En encontrar una forma de colaborar y desarrollar proyectos. No creo que vaya a conseguir empleo en una empresa". Y abunda para aclarar: "La crisis ha devaluado el cobro". Es la herida que ha dejado la quiebra de la aerolínea.

Ahora cobra una prestación de unos 600 euros al mes, "para pagar malamente el alquiler, el agua y el teléfono". ¿Y la comida? "Muchas veces tengo que comer en casa de mis padres", responde. No tiene pareja ni hijos, y eso le permite llevar la situación mejor. Pero cuando empezó a dejar de percibir su nómina puntualmente sí que tenía pareja. "Esto te cambia el carácter. Te agría. Quieres hacer tu vida, pero te ves condicionado. Había compañeros que no tenían dinero ni para comprar el bono de metro con el que ir a trabajar", cuenta resignado.

Huidobro relata la pesadilla que supuso la decadencia de la compañía Air Comet. Ahora intenta escribir y mantener al día sus <i>blogs.</i>
Huidobro relata la pesadilla que supuso la decadencia de la compañía Air Comet. Ahora intenta escribir y mantener al día sus blogs.SAMUEL SÁNCHEZ

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Manuel V. Gómez
Es corresponsal en Bruselas. Ha desarrollado casi toda su carrera en la sección de Economía de EL PAÍS, donde se ha encargado entre 2008 y 2021 de seguir el mercado laboral español, el sistema de pensiones y el diálogo social. Licenciado en Historia por la Universitat de València, en 2006 cursó el master de periodismo UAM/EL PAÍS.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_