España disfruta lo que se merece
En Sachsenring, Pedrosa, Elías y Márquez firmaron el tercer triplete español de la temporada y el sexto de la historia. En ocho carreras, han conseguido tantos como en toda su historia, una circunstancia que pone de manifiesto el gran momento que atraviesa el motociclismo español. Eso es consecuencia de dos factores relacionados entre sí: la gran tradición del país en esta disciplina y el trabajo que se ha llevado a cabo desde los distintos actores que intervienen en los campeonatos regionales y las fórmulas de promoción.
Vivimos un momento muy inestable desde el punto de vista económico; en los últimos dos años el mundo ha experimentado un shock tremendo debido a la crisis, y el motociclismo no se ha quedado al margen. En el Mundial, en cualquiera de las tres categorías, los pilotos que son capaces de obtener más apoyo de los patrocinadores son los que tienen más opciones de ser competitivos. Damos por hecho que para tomar parte en un campeonato del mundo uno debe tener una calidad contrastada, pero sobra decir que en este deporte el material tiene un papel determinante. Es la moto la que te permite pelear por las victorias. ¿O es que alguien cree que Lorenzo, por muy bueno que sea (que lo es), podría estar en la posición que ocupa si pilotara una Suzuki? Pues eso también pasa en las categorías menores y en los campeonatos nacionales y regionales. Ahí es donde se fabrican estos pequeños genios que el público español comienza a disfrutar ahora (Espargaró, Márquez, etc). El problema es que la frágil coyuntura económica también afecta a estos campeonatos. Cualquier joven piloto que quiera participar en el Campeonato de España de Velocidad (CEV) con una buena moto debe pagar alrededor de 100.000 euros para disputar un total de siete carreras. Eso es debido al dineral que hay que pagar por las motos, algo en lo que también se está trabajando. La historia podría cambiar si entra en escena Moto3, una categoría con motores de cuatro tiempos, menos evolucionados que los actuales, de 125cc y dos tiempos. En caso de que estos prototipos vieran la luz, sería mucho más fácil limitar sus costes, como ya ha pasado este año con el paso del dos y medio al Moto2. Eso facilitaría la entrada de otros equipos y patrocinadores, que no verían tan inviable vincularse a un escaparate como este.
En cualquier caso, no creo que contar con tantos pilotos españoles de calidad sea un problema de Dorna (el organizador del campeonato); sino que más bien lo es de las federaciones de los otros países, que se han quedado un poco atrás. España lleva trabajando muchos años con las fórmulas de promoción, y ahora comienzan a verse los frutos de este empeño. El motociclismo español tiene lo que se merece, ni más ni menos. En ese sentido, es importante el papel de la televisión, que es lo que acerca este deporte a la gente, y desde Dorna, la apuesta por conseguir la mejor opción para retransmitir las motos ha sido deliberada. Pero aún hay más: este año, España contará con cuatro grandes premios (Jerez, Montmeló, Alcañiz y Cheste), y eso refleja el interés que genera este deporte en la gente.
Sin embargo, hago una reflexión sobre el trabajo que aún queda por hacer: ¿Cómo es posible que Ben Spies sea más conocido en España que Jorge Lorenzo o Dani Pedrosa en Estados Unidos? Eso demuestra que aún hay mucho margen de mejora antes de que un campeonato tan explosivo como MotoGP ocupe el lugar que se merece.
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