_
_
_
_
Reportaje:BARRIOS/ El Poblet en Nules

Entre huertos y horarios

Los trabajadores de las viviendas sociales de El Poblet no hacen vida en común

María Fabra

"Bienvenido territorio comanche" advierte una pintada cuando se llega al grupo de viviendas 1º de Mayo, convertidas en el barrio El Poblet por la carretera que va desde La Vilavella a Nules. Cinco edificios con un centenar de pisos conforman el núcleo de esta barriada del noroeste de la población. Cuando se construyeron, en el año 1970 y bajo el nombre del ministro franquista José Solís Ruiz, las casas quedaron ya alejadas del casco urbano. "Estaban muy bien, no eran grandes, pero estaban bien", recuerda María Jiménez que, junto a su marido, fueron de los primeros pobladores de El Poblet. "Algunos llegamos cuando incluso no había luz", recuerda. "Esto eran todo huertos y los caminos se fueron haciendo de tanto pasar la gente por el mismo sitio", añade Pilar Moreno, propietaria del único local comercial del barrio.

Los edificios se ven deteriorados, pero apenas hay viviendas vacías
"Algunos llegamos cuando incluso no había luz", recuerda María Jiménez
"Hay dos farolas que hace tiempo que no funcionan", señala otra vecina
Más información
Patio de luces

Hoy los edificios se ven deteriorados. Nacieron como viviendas sociales y ha sido gente trabajadora la que ha seguido viviendo en este grupo, al que también llegó alguna familia marginal. Pero apenas hay viviendas vacías. Sin embargo, los cables cuelgan por las fachadas, el servicio de limpieza municipal apenas pasa por las calles que lo conforman, la farmacia más cercana está a varias manzanas de distancia y para ir al centro de salud han de coger un autobús. "Pero el autobús sí para aquí mismo y el colegio está cerca", indican algunas vecinas a las que no se les ocurre más reivindicación al Ayuntamiento que la de que limpien los solares junto al barrio. Estos terrenos se han convertido en algo parecido a un vertedero, lleno de matorrales, con escombros y desperdicios, lo que conlleva falta de higiene y el peligro de un incendio, aseguran. "Hay dos farolas que hace tiempo que no funcionan", añade otra vecina. "La verdad es que el Ayuntamiento no nos apoya mucho", alegan, pero en el mismo tono sigiloso que inunda el barrio y que lo hace, eso sí, un lugar "muy tranquilo".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Como diseñada con cuadrícula, la barriada se levantó con tres edificios en medio y otros dos, en las puntas y perpendiculares a los centrales. Así, conforman una austera plaza en la que se vaticina una vida en común por parte de los vecinos. Sin embargo, no es así y nunca lo ha sido, tal como explica Jiménez. "Nunca hemos hecho vida de barrio. Cada uno salía y sale de casa para ir a su trabajo y lleva su vida".

De hecho, El Poblet no tiene asociación de vecinos, ni organizan fiestas, ni dispone de un local en el que reunirse. El único colectivo que funciona es el creado por varias mujeres que, en el año 1996, se unieron y reunieron para construir una hornacina dedicada a Santa Rita, patrona de los imposibles. "Porque nos gustaba esta santa", asegura Pilar. Luego, otro párroco se empeñó en que la veneración fuera también para la Virgen de los Desamparados y anexa a uno de los edificios hay hoy una pequeña capilla con las dos imágenes.

El cambio de nombre de José Solís Ruiz a 1º de Mayo llegó con un gobierno municipal socialista. Y, realmente, este último hace honor a sus habitantes. El campo y las fábricas, pero también las cocinas de locales de restauración o de viviendas de gente pudiente han sido los lugares de trabajo de sus habitantes, que cumplen con sus horarios y regresan a sus casas por unas calles en las que no existe ningún problema de aparcamiento y en las que siempre hay alguna ventana con la colada tendida.

En cualquier caso, el nombre que más se utiliza para hacer referencia al lugar es El Poblet. Y no en vano, sus vecinos viven bastante ajenos al resto del pueblo. De hecho, hablan de "ir a Nules", como si ellos mismos no formaran parte del municipio.

Pero en Nules hay otro poblet. Así se denomina también al grupo Inés Alcázar, situado a pocos metros del primero pero en el camino al mar, junto a la vía del tren. Tal como atestigua el cronista oficial de Nules, Vicent Felip Sampere, estas viviendas sociales fueron adjudicadas en el año 1986. En este caso, la plaza no es más que la zona común de un cuadrante de edificios rojizos algo menos deteriorados y un poco más integrados en la trama urbana.

Un núcleo con servicios limitados

- En 1972, el Ayuntamiento de Nules adjudicó 104 viviendas sociales en el barrio José Solís Ruiz, posteriormente denominado 1º de Mayo y conocido como El Poblet.

- En 1981 se proyectan otras 100 viviendas de protección social que se adjudican en el año 1986 y se denominan Grupo Inés Alcázar, en homenaje a esta mujer nulense, que destacó en el pueblo por su labor social, aunque actualmente también es conocido como El Poblet.

- El suelo del primer grupo fue adquirido por el Ayuntamiento, mientras que el segundo fue donado por los herederos de la mujer que dio nombre al grupo de viviendas.

- Los dos poblets mantienen la mayor parte de sus viviendas ocupadas por familias trabajadoras y la distancia, física y social que los separa del casco urbano limita los servicios de los que disponen.

- El barrio no cuenta con asociación de vecinos o colectivo que aúne y reivindique las necesidades de sus habitantes.

- En ambos casos, el sistema de baremación para la adjudicación de viviendas tuvo en cuenta la escasez de recursos de los aspirantes a su ocupación.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_