_
_
_
_

Gobierno y PP se blindan ante el desgaste que el PNV busca desde Madrid

Los socios preferentes perciben una estrategia 'jeltzale' para respetar las listas más votadas

El retraso en la transferencia de las políticas activas de empleo ha demostrado que, incluso desde la oposición, el PNV tiene capacidad de influir en la acción del Gobierno vasco a través de Madrid. El segundo órdago está ya sobre la mesa, con la mano jeltzale tendida a un posible entendimiento con el PSOE para sacar adelante los presupuestos de 2011. Una oferta que en ningún caso resultará gratuita y que mantiene desconcertados a los socialistas vascos ante la incógnita del precio a pagar. Desde el Ejecutivo autónomo, sin embargo, se muestran convencidos de que la "escenificación" peneuvista no afectará esta vez a su gestión. Una "calma" en la que coinciden sus socios preferentes del PP.

La debilidad de Zapatero juega en contra del Ejecutivo autónomo
Socialistas y populares ven en la actitud peneuvista un intento de "enredar"
"Nuestros bolsillos siguen siendo de cristal", asegura Xabier Agirre

El presidente del PNV, Iñigo Urkullu, insistió ayer en el autogobierno "pleno" y el respeto a la voluntad de la sociedad vasca como condiciones para negociar. Una petición inalcanzable que se antoja como puerta de entrada a una negociación en la sombra. Es aquí donde el PSE considera que el partido nacionalista tratará de aprovechar la debilidad del presidente Zapatero para "enredar" y buscar el desgaste del Gobierno de Patxi López. Los socialistas vascos son conscientes de que "Madrid tiene sus necesidades", pero advierten de que "hay cosas que no son admisibles" y que "no se pueden conseguir más de una vez".

Ambas partes son conscientes de que hay mucho en juego. Sobre todo en cuestión de imagen. Un complejo escenario en el que cobra sentido el cruce de declaraciones que anteayer provocó el diputado jeltzale Josu Erkoreka al afirmar que "nunca el PSE ha sido un obstáculo para nada cuando el PSOE concierta algo o se marca un objetivo". El consejero de Interior, Rodolfo Ares, le respondió que las "actitudes prepotentes" no favorecen acuerdos. Los socialistas son conscientes de que "torpedear" la gestión en tiempos de crisis podría provocar incluso cierto rechazo entre los simpatizantes de la principal formación vasca, cuya labor de oposición tampoco ha obtenido el respaldo de la sociedad en los sondeos.

Pero en territorio ajeno y sin responsabilidad, el PNV tiene todas las cartas en su mano. Pese a sus seis únicos diputados, sabe que incluso en el peor de los casos morderá. Interpreta la "defensa de los intereses de Euskadi" frente a un Gabinete autónomo del que ha insistido en acusar su "inacción" y "subordinación" al central. Si el PSOE renuncia a su mano se demarcará definitivamente de Zapatero y le dejará en soledad. Si la negociación avanza, algo rascará. La consecución de la más mínima reivindicación podría presentarse ya como un logro del que los nacionalistas están cada vez más necesitados desde su salida de Ajuria Enea.

Hay quien apunta entre los socialistas que las miras del PNV son a más largo plazo y que, a la espera de las elecciones autonómicas, se centran en las municipales y forales del próximo año. Pese a que no existe vinculación entre ambas materias, los jeltzales podrían aprovechar la negociación de los presupuestos para sellar un respeto a las listas más votadas. Tratarían de evitar así lo ocurrido al frente del Gobierno vasco. La Diputación de Vizcaya y el Ayuntamiento de Bilbao se presentan como escenarios más arriesgados para los nacionalistas ante un posible acuerdo entre PSE y PP para desbancarles del poder.

Entre los populares no se descarta esta teoría, aunque se confiesan tranquilos. Consideran que con su presunta mano tendida a Zapatero, el PNV no persigue en realidad objetivos políticos, sino "liarla en Euskadi" y aprovechar "al máximo" su presencia en Madrid para desgastar al Gabinete de Patxi López. Se ven en un segundo plano dentro de la estrategia jeltzale y consideran que el pacto de estabilidad no corre peligro. No obstante, se confiesan a la espera de una reacción de los socialistas vascos que "ponga las cosas en su sitio" al PSOE.

Cada partido hace valer sus bazas y los populares son conscientes también de que hay mucho en juego. Quizá convencidos de que el autogobierno pleno que demanda el PNV es "poco realista", o como aviso a negociantes, ratifican su confianza en que los comicios del año que viene sirvan para consolidar en las Diputaciones y los Ayuntamientos el cambio pactado en el Gobierno vasco.

Aunque parecen dispuestos a no repetir errores, a los socialistas vascos se les presenta un horizonte complejo. Más incluso que el del año pasado. La agudizada soledad de Zapatero agrava incluso la debilidad de un Ejecutivo autónomo en minoría que debe subsistir, además, con relaciones a múltiples bandas en los distintos territorios.

"Sin dobles lenguajes en Euskadi y en España"

El PNV refrendó ayer que su actualidad política pasa por Madrid, que también a nivel nacional puede abanderar el eje central de la política vasca y que las elecciones municipales y forales del próximo año están más que en el punto de mira.

Durante un acto con alcaldes y candidatos del partido en Durango, el líder jeltzale, Iñigo Urkullu, no dudó en situar al presidente Zapatero como blanco de sus críticas. Le presentó como "incapaz" de llegar a acuerdos con el PP, el bloque de izquierdas o el nacionalismo catalán y advirtió de que, a la hora de negociar, con el PNV "no valen actitudes variables ni dobles lenguajes en Euskadi y en España".

Tras criticar ante un centenar de personas la gestión económica de los socialistas, Urkullu recordó a Zapatero que un autogobierno pleno que genere crecimiento y empleo estable, tener voz en Europa y el respeto a la voluntad de los vascos "no son las condiciones para pactar, sino las necesidades para avanzar". "No hace falta que levantemos la voz, porque está meridianamente claro. Nosotros queremos y podemos. Ellos, si quieren pueden", manifestó, en una clara alusión a las condiciones para la negociación de los próximos presupuestos.

A Urkullu le precedieron intervenciones del presidente de la Asociación de Municipios Vascos (Eudel), Jokin Bildarratz, y los tres diputados generales. El de Vizcaya, José Luis Bilbao, asumió de nuevo las críticas al Gobierno vasco, al que acusó de "no hacer ni dejar hacer", de situarse "a espaldas de la sociedad" y de "suplir la incompetencia con prepotencia". Frente a esa actitud situó la de "sembrar para recoger" que, según argumentó, es la que guía al PNV.

Su homólogo en Álava, Xabier Agirre, hizo mención a los casos de corrupción y espionaje que afectan al partido en su territorio. Lo hizo para destacar que la Diputación es "sagrada" y que sigue trabajando "a pleno rendimiento" en beneficio de los ciudadanos. "Nuestros bolsillos siguen siendo de cristal", afirmó, ante una cerrada ovación con la que las bases quisieron ratificar la apuesta programática "por la transparencia y la limpieza".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_