Houston, tenemos un problema
Los intérpretes que asumieron el estreno de Amb els peus a la Lluna, la ópera de Antoni Parera Fons con guión de Manuel Maestro y Paco Azorín, se comprometieron con la obra: la habían preparado, todos cumplieron con muy buen nivel, y muy especialmente Maia Planas, que asumió el papel protagonista de Leo, el niño que, en julio de 1969, está fascinado por el viaje del Apollo XI, la primera expedición tripulada a la Luna.
La producción, ejecutada por el Liceo de Barcelona, por encargo de los coproductores, el Grec, el propio Liceo, el Real de Madrid, la Asociación Bilbaína de Amigos de la Ópera y el Teatro Maestranza de Sevilla, está muy bien realizada. La escenografía, de Azorín, es suntuosa, de verdadero lujo del de antes de la crisis si consideramos que Amb els peus a la Lluna es una "ópera para público familiar", sinónimo, casi siempre, de bajo presupuesto.
AMB ELS PEUS A LA LLUNA
Música, Antoni Parera Fons. Guión, Manuel Maestro y Paco Azorín. Intérpretes principales: María Bayo, Maia Planas, Orlando Niz e Inés Moraleda. Bcn216. Dirección musical, Virginia Martínez. Dirección escénica y escenografía, Paco Azorín. Teatre Lliure. Barcelona, 16 de julio.
Tenemos, pues, un problema, pues si de una ópera que se estrena lo mejor que puede decirse es que los intérpretes cantaron bien y que los decorados eran hermosos, se infiere que la obra, lo más importante en un estreno, flojea y este es el caso que nos ocupa.
En Amb els peus a la Lluna, su primera ópera, Antoni Parera Fons acredita que sabe componer para la voz y crea unos concertantes de muy buen oficio, a menudo, mantiene las líneas vocales durante demasiados compases en una especie de arioso que acaba siendo tedioso y los perfiles melódicos carecen de carácter marcado, de énfasis en los momentos cruciales, de la suficiente redundancia para que el "público familiar" los haga suyos. El soporte instrumental es eficaz, como cabe esperar de un compositor de experiencia, pero tampoco presenta un interés remarcable.
Lo más grave, sin embargo, de la obra es que dramáticamente no funciona. La idea de una opera-documental que recoge la actividad del centro de control de la misión en Houston y la expectación que el viaje crea en una familia de Los Ángeles, con una huida final hacia el onirismo que nos lleva a encontrar a María Bayo, con chistera y vestida de lamé, encarnando a la Luna y cantándose en latín un aria ecologista repleta de tópicos, no funciona porque no está bien desarrollada, es confusa, tiene escaso interés y no es asumible por un "público familiar" terrícola.
"¿Y ahora qué pasa?", iba preguntando continuamente, en la fila de atrás, un niño al paciente progenitor. Hasta que se cansó de preguntar y se puso a dormir.
"Houston, tenemos un problema: la obra no vuela".
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