Ullate lleva la locura a escena
El ballet estrena 'Wonderland' en el Festival de Teatro y Danza de Niebla
Trasladar a la danza la complejidad de un centro psiquiátrico es un arduo reto. Que el resultado logre una estética impecable y genere optimismo en el espectador, casi imposible. Pero el coreógrafo y bailarín Víctor Ullate lo ha conseguido. Ullate, de trayectoria inabarcable, tiene una hermana mayor, Marisol, que padece una disminución psíquica severa. Sufrió una meningitis cuando era muy pequeña y su mente apenas alcanza los dos años. Ella ha sido la inspiración para crear Wonderland (el país de las maravillas), el espectáculo que su ballet trae esta noche al Festival de Teatro y Danza de Niebla, en Huelva.
Su estreno en abril fue un éxito rotundo. Ahora llega por primera vez a Andalucía. La música corre a cargo del norteamericano Philip Glass, autor de bandas sonoras en películas tan dispares como El show de Truman o Las horas, sobre Virginia Woolf. "Llevo toda la vida visitando centros psiquiátricos, observando el comportamiento de estos seres especiales que, dentro del caos, consiguen una armonía que ya quisieran muchas personas", explica Ullate que despliega la mayor de sus sonrisas cuando habla de Marisol. Glass acompaña con acordes intensos y giros poderosos, que trasladan al espectador al complejo mundo de la mente humana. "Los locos estamos aquí fuera", sentencia Ullate mientras última los detalles del espectáculo. "Siempre tuve ganas de hacer algo con este tema, pero no me sentía preparado", asume. A su lado, el bailarín Eduardo Laos, codirector de la compañía desde 2001, asiente. Ha acompañado a Ullate en sus visitas a centros de salud. "La obra es dura, no nos engañemos, pero ellos son también felices en su propio mundo, hay que observarlos para darse cuenta", reconoce.
La dificultad recae también en el escenario. El lenguaje coreográfico es contemporáneo y el trabajo interpretativo, complejo. "Cada bailarín debe ser varios personajes, reflejar el caos de emociones, resultar ilógicos...", explica Laos. Esto es precisamente lo que Ullate quiere resaltar. "El público no saldrá derrotado sino más esperanzado, optimista... procuro crear ese efecto en mis espectáculos", apunta. El director de la compañía quiere romper tabúes, hacer que la gente pierda el miedo hacia este mundo desconocido de la enfermedad mental. Los 22 bailarines trasladan esa complejidad a la danza. El vestuario, de Anna Güell, y la iluminación, de Francisco Azorín, contribuyen a crear una atmósfera de "armonía en el caos", como define Ullate.
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