Padrón paraliza las obras de una planta hormigonera para el AVE
La empresa promotora solicitó la licencia y empezó los trabajos el mismo día
Las obras no duraron ni un día en la parcela 78 del polígono de Pazos, en Padrón. La firma Hormigones Taboadela, que pretende construir una factoría de hormigón para abastecer las obras del AVE en el tramo Rialiño (Dodro)-Padrón, pidió las licencias de obra y actividad el pasado 3 de junio y ese mismo día empezó las obras. El Ayuntamiento las paralizó 24 horas después por carecer de la preceptiva autorización. También el mismo día, el arquitecto municipal emitía un informe favorable del proyecto recibido la víspera, en el que establecía que no era necesaria ninguna evaluación de incidencia ambiental porque la actividad de la planta no iría más allá de los 23 meses (el tope está en los 24). La factoría se situaría a dos kilómetros del tramo del AVE y no a pie de obra, lo más habitual cuando se trata de satisfacer necesidades puntuales de una construcción.
El Ayuntamiento pedirá un estudio ambiental, aunque la ley no lo exige
Pero ahora el Ayuntamiento, encabezado por el socialista Camilo Forján, condiciona la tramitación del permiso, paralizado desde entonces, a la existencia de un estudio sobre las consecuencias de la actividad en el río Sar -situado a unos 200 metros del polígono y parte de Rede Natura- y las posibles molestias -polvo, ruido y vibraciones- causadas a los vecinos de Lamas y Pazos, a unos 150 metros. La empresa, subcontratada por Ferrovial, pretende construir su planta en una parcela propiedad de la firma Pollos Laíño, de la que es socia la esposa del alcalde de Rois, Ramón Toje Lens. El consejero delegado de la empresa, Felix Seara, explica que los trabajos se iniciaron sin licencia "por la urgencia de la obra" y teniendo en cuenta los usos urbanísticos previstos para la parcela. Seara defiende además la inocuidad de la futura fábrica y califica la alarma generada de "esperpéntica".
"Sospechamos que la actividad no va a ser temporal", le contradice Fins Eirexas, secretario ejecutivo de Adega, que ha elevado a la Xunta y al Ayuntamiento de Padrón un escrito en el que exige "que se respete la legislación de protección ambiental y la salvaguardia de la salud pública". La temporalidad es precisamente el escudo de Hormigoneras Taboadela, que ha pedido licencia de actividad para 23 meses; con uno más, el estudio ambiental sería obligatorio. Así lo establece el decreto que en 2008 sustituyó al RAMINP, la ley franquista que clasificaba la fabricación de hormigón como actividad "molesta". Los detractores del proyecto entienden que este tiene vocación de continuidad porque, más allá de la fabricación temporal de hormigón, prevé dotar a la planta "de un conjunto de amasado para uso futuro", tal y como reza la memoria presentada ante el Ayuntamiento. El próximo miércoles entregarán a la Xunta las más de 3.000 firmas que han recogido durante las últimas semanas en Padrón y los municipios limítrofes.
Y es que ni al alcalde de Padrón, el socialista Camilo Forján, le convence la petición de licencia de actividad por 23 meses de Hormigones Taboadela, tampoco la celeridad con la que su arquitecto municipal emitió el informe en el que dictamina que no es necesario un estudio de incidencia ambiental, que ahora sí recomienda el asesor jurídico del Ayuntamiento. Oposición y ecologistas ven en la rapidez del infome técnico un trato de favor al proyecto frente a otros que esperan su turno en las oficinas del Ayuntamiento.
Para Xoán Santaló, portavoz del BNG de Padrón, es la situación estratégica del polígono -a orillas de la carretera que enlazará con la autovía entre Padrón y Ribeira- la que explica el interés de la empresa por instalarse en Pazos. La posibilidad de tener una planta de hormigón cerca de casa no gusta tampoco a los vecinos. Su aprobación sería, asegura Alejandro, uno de ellos, una puesta en práctica del "derecho de pernada" del AVE sobre la salud y la tranquilidad de los núcleos de población cercanos.
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