El pueblo hormiguita
Dos Hermanas se ha ganado la fama de municipio ahorrador. Su alcalde, presidente además de la Federación Andaluza de Municipios y Provincias, el socialista Francisco Toscano, tiene una máxima poco seguida por la mayoría de los Ayuntamientos: no gastar más de lo que ingresa. Con esta práctica lleva años con puesto asegurado en la lista de los 10 municipios más saneados de España. La última clasificación, con datos de la deuda a 31 de diciembre de 2009, le sitúan en séptimo lugar.
Ana Sánchez Abellán es la concejal de Hacienda desde hace 11 años y asegura que la clave es gestionar el Ayuntamiento como si se tratara de la economía familiar: "El único secreto es nunca gastar más de lo que sepas que vas a ingresar. Y, si es posible, ahorrar un poquito por si hay que hacer frente a una gran inversión". Así, el Ayuntamiento vivió los años de bonanza económica con relativa austeridad. "Teníamos ingresos extras, pero en vez de subir nuestros gastos, los aprovechamos para autofinanciar las inversiones". Mientras lo habitual es que los municipios afronten parte de los grandes gastos con ahorros y parte con un crédito, Dos Hermanas intentó huir de los préstamos, lo que además de no engrosar la deuda le suponía un notable ahorro en intereses.
Ayuntamiento "tacaño"
Cuando han llegado las vacas flacas, el Gobierno municipal ha optado por reducir algo las inversiones y empezar a financiarlas con "un poco" de crédito. El municipio tiene actualmente una deuda comprometida de algo menos de 19 millones de euros. "Y no tenemos ningún problema para financiar el gasto corriente", señala satisfecha la edil.
Gracias a su numerosa población y proximidad a la capital, de cuyo casco urbano dista 12 kilómetros, Dos Hermanas tiene hospital (el Virgen de Valme), universidad pública (parte de la Pablo de Olavide se asienta en su término) y por Montequinto, uno de sus barrios más populosos, circula el metro. Servicios de ciudad de tamaño medio, pero ventajas de algunos pueblos.
A los que menos satisface esta política austera es a los trabajadores municipales. "El Ayuntamiento siempre ha sido un poco tacaño. Los trabajadores cobramos lo justo, no son nada desprendidos", dice una empleada. La contención del gasto de personal es, según Sánchez Abellán, otra clave de su buena salud económica. La edil reconoce que esta gestión le supone frecuentes encontronazos con sus funcionarios: "Se comparan con los de otros municipios y se sienten mal pagados. Pero nosotros les insistimos en que tenemos que compararnos con nuestros vecinos, que no cobran dinerales".
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