El Mundial de la modestia
Los medios británicos celebraron ayer casi como propio el triunfo español y muchos comparaban la final con una batalla entre la Bella y la Bestia con final feliz: todos los cronistas daban la bienvenida a la victoria española. La violencia holandesa ha centrado las crónicas y hay unanimidad en que De Jong y Van Bommel tenían que haber sido expulsados antes del descanso. Las críticas se mezclan con los elogios al enjuiciar al árbitro inglés, Webb, aunque todos admiten que los jugadores no le pusieron las cosas fáciles. "¿Estaba Van Bommel preguntando cuántas más faltas podía hacer antes de ser expulsado?", se pregunta un cronista sobre la conversación entre el holandés y el árbitro en el descanso. Pero, pese a alegrarse de que la violencia holandesa no les llevara a la victoria, cunde el sentir de que la del domingo fue la peor final de la historia.
Para los ingleses ha sido este un Mundial agridulce. La satisfacción de celebrar que Sudáfrica, un país al que se sienten muy cercanos, organizara con éxito la competición ha contrastado con el desespero de sufrir a la que quizás ha sido la peor Inglaterra en una fase final mundialista. El fracaso de Rooney y compañía ha llevado a los ingleses a la misma conclusión que en muchos otros países: ha sido el Mundial de la modestia y el juego de equipo frente al individualismo y la propaganda publicitaria.
La derrota inglesa ha engrandecido aún más el papel de España, en la que los ingleses se están mirando para construir su futuro, desde el cuidado de la cantera a la pausa navideña, el menor número de jugadores extranjeros en la Liga respecto a la Premier y, por encima de todo, el gusto por el toque y el control del balón.
Los medios no escatiman elogios al equipo español, ven en su juego un reflejo del estilo del Barcelona y recuerdan que no deja de ser un hijo de la mejor Holanda gracias a la influencia de Cruyff, pero también de Van Gaal y de Rijkaard. Pero en los blogs ha ido creciendo la polémica acerca del tiqui-taca, enfrentando a quienes afirman que el juego de España les aburre y quienes sostienen que es una maravilla y que si alguien tiene la culpa de que los partidos no hayan tenido la belleza de la Eurocopa de 2008 no es España, sino sus rivales, por su tendencia a combatirla a base de cerrojo.
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