Un Tour de supervivencia
El calor y la dureza hacen pensar a Contador que quizás este año tenga que olvidarse de atacar y aprender a defender
El Tour ha reconocido que el adhesivo de este año, más ligero que los anteriores, cuando destrozaba los maillots, es un fracaso y ha pedido a los corredores que se prendan los dorsales en la espalda con imperdibles, como se hacía antaño, pero Armstrong ya llevaba tiempo haciéndolo. Se aprecia perfectamente al ver su maillot rojo y negro, destrozado, rasgado por la espalda en innumerables boquetes, raspado, con los dorsales aún prendidos, el 21 en grande, medio despegado por encima su nombre y las barras y estrellas de Estados Unidos. Es un maillot único. De amarillo, Armstrong ha vestido 83 días; de caído, roto y desamparado, tan dolorido en la espalda, en las lumbares que apenas puede acostarse sobre la bici, que apenas puede dar tres pasos sin parecer un artrítico, solo un día. El domingo. Su maillot roto es, como la cota de malla de los viejos guerreros agujereada por una espada, el recuerdo de una batalla en la que ya tiene poco que ganar. "Pero, cuidado", advierten en su equipo. "Su papel podrá ser determinante en el resultado final. Su actuación podría decantar la balanza entre uno y otro de los favoritos, porque Lance volverá y volverá a atacar".
"Hay que medir los esfuerzos, no salir a todos los ataques", dice el español
"Armstrong no se va sin intentar algo. Dudo que esté hundido", añade Sastre
Ayer, día sin etapa, añadiendo recuerdos dolorosos al dolor, masoquista, Armstrong se mortificó subiendo la Joux Plane, el puerto en el que quizás más haya sufrido en sus Tours victoriosos: en 2000 entre Heras y Ullrich por poco no lo reducen a la nada. "Atención", dice Sastre. "Si Armstrong no tiene nada roto, no se va de aquí sin intentar nada. Después de lo que ha superado en la vida, dudo mucho que esté hundido".
Sastre, que ganó el Tour de 2008 y sabe de qué habla, y además acabó el domingo, cuando la escabechina de Avoriaz, con el grupo de cabeza, advierte de que si sigue azotando el calor, el Tour se convertirá en una carrera de "supervivencia", en las que la dureza y el paso de los días harán la selección, sin necesidad de que ningún corredor ataque. "Con estas carreteras que agarran la rueda y no la sueltan, el Macizo Central y los Pirineos desgastarán una barbaridad".
El Tour, recuerdan los viejos, siempre ha sido así, y el prototipo de ganador destilado durante décadas no es precisamente el de un ciclista amante del ataque, sino defensor, medidor de fuerzas y esfuerzos. El factor calor, inesperado limitador del rendimiento para muchos, que se ahogan, que no respiran a gusto, que siguen sufriendo las alergias, añade leña al mismo fuego. Contador, siempre amante del juego ofensivo, entendió en la cima de Avoriaz, en los 10s simbólicos perdidos ante un Andy Schleck al que ayudó sin querer en su busca de la victoria de etapa Samuel Sánchez, que así no llegará muy lejos, que quizás habrá que empezar a controlar el gasto de fuerzas, aprender a defender. "El domingo salí a cuatro ataques y al final me senté", dijo. "De ello saqué una buena consecuencia, que es que tengo que seleccionar y no ir a por todos. El calor siempre limita, el Tour siempre es de supervivencia, pero la táctica siempre dependerá de mi situación en la general. En los otros dos Tours me vi obligado a atacar para ganar, este año, quizás no. Hay que medir los esfuerzos".
Cuando habla de seleccionar rivales, de calcular, Contador habla de Andy Schleck, un corredor que ayer hablaba de aumento de "confianza" después de soltar a Contador en Avoriaz. "Antes del Tour ya lo dije y sigo pensando lo mismo. Hay un grupo de rivales peligrosos y, aparte, por encima, Andy, que ya me puso en apuros el año pasado. Luego Evans y detrás los veteranos, Leipheimer, Menchov, gente que va bien contrarreloj", dijo el de Pinto. "Lo del domingo, los 10s, quizás sea un golpe psicológico para Andy, le habrá servido para coger más moral, pero no le doy más importancia".
Tampoco le importó a Contador otro efecto ambiguo de su fallida respuesta al luxemburgués: la pérdida de su aura de intocabilidad. "Sí, quizás eso dé ideas a la gente para atacarme más, pero eso también tiene su lado bueno", dijo. "Puede que otros corredores tengan más motivación para asumir responsabilidades y animarse a llevar la carrera".
GENERAL 1. C. Evans (AUS/BMC) 37h 57m 9s. 2. A Schleck (LUX/Saxo Bank), a 20s. 3. A. Contador (Astana), a 1m 1s... 39. L. Armstrong (EE UU, Radioshack), a 13m26s Hoy. 9ª etapa: Morzine-Avoriaz-Saint Jean de Maurienne, de 204,5 km.
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