Conformismo regresivo inducido
Misión cumplida: el adoctrinamiento neoliberal ha surtido efecto. Parte de la clase trabajadora ha interiorizado, como legítima, la bajada salarial al funcionariado; hablan de una medida de solidaridad y corresponsabilidad con el resto de empleados/as. A su vez, también está calando una suerte de desacreditación hacia los servicios públicos (sanidad, educación y otras Administraciones públicas), a fin de provocar una demanda social de privatización de tales pilares del Estado de bienestar. Apenas se dejan escuchar voces disidentes en torno a cómo el déficit público -y las desigualdades sociales- ha ido aumentando por los privilegios fiscales (reducción del gravamen a las rentas superiores y de capital), que empezaron a gozar las clases pudientes en tiempos, paradójicamente, de socialdemocracia europea (revísense las medidas promovidas por Lionel Jospin, en Francia, y Gerhard Schroeder, en Alemania). Y es que es harto difícil poder acceder a idearios alternativos ante discursos monolíticos. Máxime cuando el bipartidismo imperante se bifurca a partir de la misma fuente ideológica: el capitalismo.
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