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La ciudad se prepara para la final

Los holandeses, como en casa

Los aficionados de la selección 'oranje' se reúnen en tres bares de la capital

Madrid se prepara para la final del Mundial contra Holanda. Madrid engalana sus calles, fuentes y monumentos con los colores de la rojigualda. Madrid está con España. Pero la capital esconde tres locales donde reina la selección oranje. El color naranja ha dominado durante todo el Mundial en Cafeeke (Cuchilleros, 3), en The Lock-Inn (Santa Teresa, 14) y en Holland House (paseo del Pintor Rosales, 6).

Comida, música y comentaristas holandeses son el atractivo común de los tres bares. "No queremos ver una final contra España locutada por españoles", aclara Ferdi Loskamp, uno de los organizadores del evento Holland House. En su local, siete pantallas proyectarán el encuentro. Cada negocio busca un aliciente que lo distinga de los demás. "Aquí se puede pedir directamente en neerlandés", cuenta Aafke Trouwborst, holandesa afincada desde hace 20 años en España que regenta The Lock-Inn. La propietaria de Cafeeke, sin embargo, no habla todavía el idioma, aunque lleva tres años estudiando. Ahora bien, la cerveza que sirve, la Witte Trappist, es típica de los Países Bajos. Holland House, por su parte, tiene una zona VIP y el local más grande de los tres. En cada partido, han reunido en torno a "400 o 500 personas", asegura el encargado. Esta casa de Holanda oficiosa es en realidad una cervecería irlandesa que se transforma en sede naranja cuando juega la selección holandesa.

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Madrid es una gran bandera

Cada negocio tiene su propia historia. Cafeeke, "bar pequeño" en neerlandés, es un local belga con 10 años de vida. Belga, pero "flamenco, claro", explica su dueña, Suky Castillo. Esta mexicana que había trabajado como guía turística durante tres años vio claro que el negocio estaba en el público de Bélgica y Holanda. "Porque no tenían dónde reunirse", aclara.

También por este motivo nació el Holland House hace dos años, de la mano de Ferdi Loskamp y su compañero Serge Manni. "Los holandeses no suelen reunirse cuando están en el extranjero, salvo si juega la selección", apunta el propio Loskamp. The Lock-Inn, con una holandesa y un inglés al cargo, abrió hace poco más de un año como bar irlandés con vocación deportiva. "Aquí se puede ver hasta petanca", bromea el británico Brent Taylor. El local ha mudado la piel para el Mundial. De irlandés ha pasado a holandés. "La decoración la envía mi madre desde allí; tenemos servilletas, banderillas, guirnaldas, camisetas...", indica la copropietaria Aafke Trouwborst. Eso sí, el bar, que tiene "muchos clientes del barrio" -se encuentra en Alonso Martínez-, no prescinde de una gran bandera española e incluso de un póster con todos los jugadores de La Roja.

Si alguno de los casi 4.000 holandeses empadronados en la Comunidad de Madrid -según datos del Instituto Nacional de Estadística para 2010- decide ver la final del domingo en alguno de estos locales, no solo estará acompañado por compatriotas, sino que podrá llenar el estómago con aperitivos de su tierra. Habrá frikandel (perritos calientes con curry), krokets (croquetas de carne), bitterballen (bolitas rellenas) o queso holandés. Tienen además camisetas, pelucas y demás insignias de la selección para quienes no acudan vestidos de oranje.

"Hup Holland hup" ("¡Adelante, Holanda, adelante!") o "Één doel één qevoel samen zijn we oranje" ("Un gol, un sentimiento, juntos con la naranja") gritarán el domingo los seguidores de Holanda. Más aún si su selección vence a España y se alza como campeona del mundo. Eso sí, se quedarán "en el bar donde estén" para celebrarlo sin molestar a los españoles, sugiere Ferdi Loskamp.

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