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El festival de Ortigueira echa el cierre apurado por el mundial

La edición consigue hermanarse con las raíces del folk

El XXVI Festival de Ortigueira ha superado con nota el Ecuador del certamen, y hoy encara su recta final, con una jornada musical un tanto deslucida por la final del Mundial de fútbol. Por lo pronto, el ayuntamiento ya ha colocado una gran pantalla gigante en la explanada del puerto, donde este mediodía diez bandas de llegadas desde Escocia, Bretaña, Asturias y Galicia protagonizan el tradicional desfile de gaitas que desde 1978 reivindica a Ortigueira como la capital de celtismo atlántico.

Tres grupos noveles: Celtic Maze, Xabi Aburruzaga y los gallegos The Crass, elegidos por los internautas en el proyecto Runas para nuevos artistas, se disputarán esta tarde una plaza en el cartel de la próxima edición. Este último concierto, que habitualmente se celebra por la noche, se adelantó hasta las cinco de la tarde por exigencia de los futboleros. La organización de este festival quiso desterrar fallidos experimentos musicales de ediciones anteriores y cerró filas en torno a la música de raíz con una excepción. Ficharon a Celtas Cortos para un arranque "más rockero" el pasado jueves, -la noche que suele ser más floja-, y gracias a ellos consiguieron reunir a 15.000 gargantas a las que no importó que tronara, a ratos.

El viernes de madrugada, unos 40.000 folkies -asiduos al festival ortegano- aplaudieron a la gaiteira Cristina Pato y su prole de talentosos invitados. Ayer, con idéntico éxito pero con mucho más público, desfilaron por el escenario las cantareiras de Leilía, que se encaramaron por primera vez a las tablas orteganas para saldar una "deuda histórica". Con ellas, Chirlomirlo y la Anxo Lorenzo Band y, de madrugada, los escoceses Shooglenifty y la potencia norteamericana de Gaelic Storm, liderados por la flema irlandesa de Patrick Murphy, que popularizó su sonido en Hollywood con la banda sonora de "Titanic", en 1997. Sorprendió otro de los platos fuertes . Los tres hermanos Molard -Patrick, Don y Jacky-, artífices del resurgimiento de la música bretona, ofrecieron un concierto delicioso y casi intimista entre la multitud a media tarde en el centro de la villa.

Unas 90.000 personas desfilaron estos días por el municipio, que en invierno no supera los 2.000 vecinos. Junto a los folkies, las rastas en el pelo, los pantalones multicolores, los perros y las flautas, también se vieron mocasines. El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, comprometió su presencia en alguno de los conciertos de ayer. Fue su segundo de la semana, ya que el jueves asistió al de Sabina en Lalín.

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