Un testigo indiscreto en Irak
El 12 de julio de 2007, un helicóptero militar de Estados Unidos sobrevolaba un barrio de Bagdad cuando una veintena de individuos cruzaba una calle. Al menos dos portaban un fusil AK47 colgado en bandolera. Todos caminaban con calma por la calle en una ciudad en guerra y se disgregaron en varios grupos. Los militares pidieron permiso por radio a sus superiores y ametrallaron a unos cuantos a distancia. Felicitándose por su puntería, siguieron sobrevolando la zona. Llegó una furgoneta y un par de hombres intentaron cargar a uno de los heridos para llevarlo al hospital. Los militares dispararon también sobre ellos. El resultado: 12 muertos (todos desarmados; dos de ellos, periodistas de Reuters) y dos niños heridos, los que viajaban en la furgoneta que intentó el rescate.
Esta es una descripción somera de lo ocurrido y que cualquiera puede ver con sus propios ojos en el vídeo grabado por el Ejército de EE UU. Está colgado en YouTube y en http://collateralmurder.com
La agencia Reuters pidió explicaciones a Washington, pero nunca obtuvo respuesta. Aquel incidente, dijo el entonces portavoz militar estadounidense en Irak, Scott Bleichwehl, se enmarcó en una "operación de combate contra fuerzas hostiles". Eran los tiempos de Bush y del secretario de Defensa Robert Gates, que sigue en el puesto. Tiempos en los que David Petraeus, el mismo que Obama ha recuperado para Afganistán, comandaba las tropas en Irak.
Tres años después, en abril, un soldado destacado en Irak filtró el vídeo a Wikileaks.org, entidad comprometida con la transparencia. El Pentágono no puso en duda la veracidad de la grabación, pero habló de imágenes "fuera de contexto" que, en todo caso, no investigó. Por contra, detuvo a Bradley Manning, supuesto autor de la filtración.
Este martes se han hecho públicos los cargos contra él: difundir material clasificado y poner en riesgo la seguridad de EE UU. Dice la acusación que se descargó hasta 150.000 mensajes secretos.
Manning está en una cárcel de Kuwait. Se desconoce el paradero de los tripulantes del helicóptero. Uno de ellos, tras la matanza, exclamó excitado: "Mira esos bastardos muertos".
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