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La promoción turística bajo la marca de España vuelve a dividir la política vasca

El convenio enfrenta el discurso identitario con la defensa de las "sinergias"

Un simple acuerdo para promocionar Euskadi en el extranjero ha vuelto a escenificar los dos polos opuestos que conviven en la realidad política vasca. El convenio firmado anteayer con el Gobierno central para dar a conocer los recursos turísticos de la comunidad autónoma bajo la marca de España ha vuelto a enfrentar a los partidarios de "aprovechar todas las sinergias posibles" con quienes perciben cierta carga identitaria en la iniciativa y la rechazan. A socialistas y populares, en definitiva, con el sector nacionalista.

El Gobierno recurrió ayer al discurso de la eficacia para argumentar el acuerdo suscrito, que tiene por objeto mejorar el posicionamiento de Euskadi en países como Inglaterra, Alemania o Francia. La portavoz del Ejecutivo, Idoia Mendia, explicó que en el extranjero abundan quienes no ubican el País Vasco con certeza y defendió la vinculación a una marca "de prestigio internacional" como solución, según informa Isabel Martínez. "De lo que se trata es de atraer a más turistas, de que se nos conozca, dejen más dinero y generen más riqueza. No hay nada más detrás de esta idea", simplificó, durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno.

"Sólo se trata de atraer a Euskadi a más visitantes", dice el Gobierno

Mendia recalcó que la nueva campaña conjunta, cuyo lema es I need Spain (Necesito España), completará a las que ya impulsa el Ejecutivo autónomo por su cuenta. En este sentido, consideró que "sólo puede desagradar a aquellas personas que quieran desenganchar a Euskadi de España". En una línea muy similar se manifestó el secretario general del PP vasco, Iñaki Oyarzábal, quien defendió que la iniciativa tiene "mucho sentido común", ya que "hay que crecer cerca de una marca de reconocido prestigio, como España".

La opinión del Gobierno y de su socio preferente chocó de lleno con la esgrimida por los nacionalistas, más tendente al discurso identitario. No hubo matices intermedios esta vez. En una entrevista a ETB, el presidente del PNV, Iñigo Urkullu, enmarcó la campaña en un empeño del Ejecutivo por marcar su acción "dentro del concepto España" e indicó que tiene "más carga política interna" en el seno del País Vasco que posibles reflejos turísticos "a corto plazo". El líder jeltzale denunció, además, que "no era necesaria", ya que el lema elegido no es el más apropiado para Euskadi. "Sabemos muy bien lo de sol y playa hacia dónde conduce", criticó.

Más contundente fue incluso el parlamentario de Aralar Oxel Erostarbe, quien atribuyó el acuerdo a una "obsesión identitaria" que, a su juicio, es en "lo único" que destacan el Gobierno y el lehendakari, Patxi López. El político ironizó incluso sobre el lema y apuntó que a España se la necesita, pero "bien lejos". Una manifestación no muy alejada de la de la izquierda abertzale, para la que Euskadi lo que precisa es "soberanía" para asegurar su "desarrollo integral".

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Tampoco EA desaprovechó la oportunidad de recurrir a la promoción turística como una nueva excusa con la que buscar el desgaste del Ejecutivo. Su secretaria de Comunicación, Ikerne Badiola, argumentó que el convenio con el Instituto de Turismo de España "disuelve" la oferta del País Vasco en una "global que no tiene mucho que ver con lo que Euskadi puede ofrecer". Según esgrimió, la campaña supondrá, además, una "duplicidad en el gasto" que "no está justificada", sobre todo en el contexto actual de recesión. El acuerdo, en efecto, supondrá una inversión de 600.000 euros que financiarán a partes iguales los Gobiernos central y autónomo.

Al sector crítico se sumó ayer incluso EB. Desde un plano menos identitario quizá, pero igual de político. El coordinador general de la formación, Mikel Arana, calificó de "error" lo que a su juicio es un intento de "colar una reivindicación política de PSE y PP en una campaña de turismo". En este sentido, aclaró que las iniciativas que tienen por objeto atraer a más personas "deben estar al margen" de políticas partidistas, ya que "pueden provocar justo lo contrario".

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