"Me deben 35.000 pesetas de prima"

Antoni Ramallets (Barcelona, 86 años) es uno de los supervivientes del equipo que logró en 1950, en Brasil, en el Mundial del maracanazo (el triunfo de Uruguay sobre el anfitrión), la mejor clasificación de España hasta ahora, cuarta, en la Copa del Mundo. "Espero que ahora ganen. Lo celebraré con mucho gusto", cuenta el ex portero del Barcelona, acompañado por un nieto.

Pregunta. España ha necesitado 60 años para igualar al menos su actuación.

Respuesta. Quedamos contentos, pero no satisfechos por lo que pudo haber sido. Creo que merecimos un poco más. Jugar la final, aunque entonces fuera una liguilla. Pero es que estábamos muy cansados ya.

P. ¿Viajaron en barco como los participantes europeos en el Mundial de Uruguay 20 años antes?

"Resolví tan bien ante Chile que Matías Prats me puso el apodo de El Gato con Alas"

R. No; no fue por el viaje en sí. Fuimos en avión, de Iberia, y tardamos bastantes más horas que ahora porque paramos en las Azores, en Bahía... En dos o tres sitios. Pero eso no nos influyó. Lo que acusamos fue la larga temporada entre la Liga y la Copa. Mermó mucho nuestras posibilidades. Encima, hacía mucho calor, y eso que era invierno. Quizás las cosas no se pudieron hacer como el seleccionador, don Benito Díaz, quería... Para los entrenamientos nos mandaban a un campo militar. Brasil no estaba en condiciones. Aunque veías campos nuevos en Río, otros parecían un huerto. Todo eso fue sumando hasta que el rendimiento no fue el óptimo y necesario.

P. Vaya Mundial se gastaron.

R. Yo iba de tercer portero y ya estaba contento, pero las circunstancias... Ignacio [Eizaguirre] tuvo el handicap de que fue seleccionado sin jugar en el Valencia. Y en el primer partido, que se ganó por 3-1 a Estados Unidos aunque se adelantaron... En fin, se notó que estaba inactivo. Un petit grupo de periodistas, en el que estaban Eduardo Teus y Las Plazas, apostaron por mí en vez de por Acuña. Debuté en el segundo encuentro, contra Chile (2-0). Pese al marcador, no fue tranquilo. Tuve mucho trabajo. Lo resolví bien. Tanto que en un remate cruzado volé de palo a palo y Matías Prats me puso el apodo de El Gato con Alas.

P. ¿Qué equipo le gustó más?

R. Inglaterra, con Ramsey, Mortensen, Williams en la portería... Hizo un gran campeonato. Venía con muchas fuerzas y ganas, pero se encontró con una España que aún no estaba cansada. Jugábamos muy bien al fútbol. ¡Hombre, es que había mucha gente de categoría! Estaban los Gonzalvo, Alonso, Parra... No tiraban la pelota por tirarla. Intentaban jugarla. Vaya equipo, con Panizo, Gainza, Basora, Zarra, Puchades en el medio campo... Había gente que era un manjar. Así llegó el famoso gol de Zarra, a los 49 minutos. Si quiere, se lo canto. Yo paré un balón fácil. Se lo entregué a Alonzo, el lateral derecho, que corrió la banda y centró largo a Gainza. Este lo pasó hacia el centro y Zarra, que venía embalado, colocó la pelota dentro de la portería con la pierna o la rodilla derecha, no sé. Pasamos a la liguilla final habiendo ganado los tres partidos de la primera fase.

P. Ahí ya la cosa se complicó. Terminaron los últimos.

R. Empezamos empatando (2-2) con Uruguay y recibí un fuerte golpe en la espalda. Salí con ímpetu a por la pelota a tirarme a los pies de Schiaffino, su delantero centro, ¡y me pegó un cacharrazo que era tarjeta amarilla, roja, verde, azul, de todo, para el cabrito ese! Pero con el balón en las manos yo, ¿eh? Entonces no existían las amonestaciones y todos iban a lo suyo, pero, realmente, Uruguay era un poquitín fuerte. El árbitro pitó falta y... ¡hala!, pero el golpe ya lo tenía. Como consecuencia de él, no me pude tirar como acostumbraba en el segundo gol, de Obdulio Varela, de cierta distancia, unos 25 o 30 metros, pero no desde el centro del campo como algunos han informado. Entonces no se podía cambiar al portero. A raíz de lo que sucedió, revisaron la norma. Luego perdimos (6-1) con Brasil con 152.000 espectadores en Maracaná. Un resultado mentirosillo porque Igoa, solo, chutó a la cara de Barbosa antes de la goleada. El último partido, que Suecia se llevó (3-1), lo jugó de nuevo Eizaguirre porque no me tenía en pie. No estaba en condiciones.

P. Si ganan, a los jugadores de Del Bosque les van a dar una prima bien hermosa, 600.000 euros por cabeza.

R. A nosotros nos siguen debiendo las dietas de aquel Mundial. Me quedaron pendientes unas 35.000 pesetas de prima de la época. Anda qué... Es que nuestra federación tiene muchos gastos. Que les aproveche. Ya se lo comenté al señor Villar. Me dijo que no sabía nada. En fin, es igual.

Historia de los Mundiales (Brasil 1950): El gol de Zarra