Parados crónicos
El desempleo de larga duración roza el 40% del total y empieza a afectar a jóvenes
Un año o más sin trabajar. Es la cruda realidad a la que se enfrenta nada menos que un 40% de los 4,6 millones de parados en España, según la Encuesta de Población Activa del primer trimestre (3,9 millones de parados en junio, según el Ministerio de Trabajo). Una situación que todos, economistas, empresarios, políticos, trabajadores y desempleados, califican de grave y muy preocupante. En esto hay acuerdo. No tanto en las fórmulas para salir de un agujero sin fondo que, dicen algunos expertos, reducirá la competitividad de la economía y disparará aún más el déficit público.
Los datos no son tranquilizadores. Justo antes de estallar la crisis, a comienzos de 2008, España apenas superaba los 480.000 parados de larga duración, un 22% del total. Dos años más tarde, la cifra se ha inflado un 268% hasta 1,7 millones. Algunas estimaciones aseguran que rebasaremos el umbral de los dos millones a finales de año. Eslovaquia y Estonia, apunta Eurostat, son los únicos países de la UE con una tasa de paro de larga duración superior a la española.
Dos millones de personas podrían llevar un año sin empleo en diciembre
"La situación es muy grave. Nuestro sistema de desempleo no anima a buscar trabajo inmediatamente porque las prestaciones son generosas y duran mucho tiempo. Si la gente tiene un salario de reserva elevado y un colchón de tiempo importante, se acaban relajando", opina José Antonio Herce, doctor en Economía y profesor en la Universidad Complutense de Madrid (UCM).
La reducción generalizada de los sueldos ha hecho que, en muchos casos, la prestación por desempleo iguale o supere el salario de reserva, es decir, el mínimo por el que un individuo decide participar en el mercado laboral. Si añadimos que construcción, industria y automoción, los mayores generadores de paro, siguen sin levantar cabeza, el resultado son miles de desempleados sin conocimientos ni experiencia para recolocarse en otros sectores.
"Muchos de los empleos perdidos no van a recuperarse. Especialmente en construcción, turismo y servicios. La formación de estos trabajadores es baja y su edad elevada, por lo que su empleabilidad en otras actividades se reduce", dice Sandalio Gómez, profesor del IESE, quien coincide además con la excesiva duración de las ayudas: "Portugal, Grecia y España son los países con periodos de prestación más largos de Europa".
El perfil de los parados de larga duración también evoluciona. Antes eran mujeres (un 63% en 2008); ahora son hombres (un 53% en el primer trimestre de 2010). Antes eran personas con escasa preparación de más de 35 años, y ahora hay cada vez más universitarios por debajo de los 30. "Notamos el cambio. Muchos jóvenes accedieron a su primer trabajo antes de la crisis y se han quedado sin él. Tienen poca experiencia y lo están pasando mal. Las empresas quieren ahora a gente que aporte resultados a corto plazo", explica Montserrat Moliner, directora de la fundación Manpower.
Un caso entre miles: Cristina R., de 34 años, licenciada en Turismo y con más de cuatro años de experiencia en gestión de comercio internacional. En febrero de 2009 la despidieron. Empezó a buscar empleo poco después. Hoy sigue en ello. "En noviembre se me agota el paro, 980 euros al mes. Ya estoy abierta a lo que sea, restaurantes, recepcionista en un hotel..., pero ni siquiera contestan", explica. Mientras tanto, estudia un curso de interiorismo para completar su currículo.
La crisis además modifica percepciones. Muchos de los parados de larga duración ni siquiera buscan empleo porque creen que no lo encontrarán. "Me despidieron, junto a cuatro compañeros, en junio de 2009. Vi la situación tan mal que no envié ni un currículo. Me dediqué a formarme en inglés y contabilidad seis meses", dice Ana Matacás, de 43 años. Ahora, un año después, ha conseguido un puesto de administrativa.
Formarse es lo primero que aconsejan los orientadores, especialmente a aquellos que provienen de los sectores más castigados. "Es el momento de reciclarse profesionalmente en nuevas áreas. La formación ahora es más clave que nunca", apunta Javier Ayuso, director general de la ETT Unique. La formación profesional (FP) es una opción en auge.
"Pensé en apuntarme a un curso del INEM, pero estaban saturados, así que hice una FP en fabricación de productos farmacéuticos. Ahora estoy en prácticas en una empresa", dice E. Collado, de 38 años. Tras más de una década en el sector de automoción, un ERE le dejó en la calle en febrero.
Encontrar trabajo es una tarea a tiempo completo. Además de formación, los asesores laborales recomiendan insistencia. "Hay que perseverar, ser proactivo y no desanimarse. Se deben utilizar todos los canales de búsqueda", señala Moliner. Portales de empleo en Internet, agencias de contratación, anuncios en prensa, contactos de familiares y amigos, ferias de empleo... Y, sobre todo, acudir a los centros locales de búsqueda y orientación laboral.
Las consecuencias del paro crónico son todavía impredecibles. Es probable que un número importante de desempleados mayores de 50 años no pueda volver al mercado laboral. Y que medidas cuestionadas por el Banco de España, como el cheque de 420 euros a los que se quedan sin subsidio, acaben sucumbiendo a la presión por recortar el gasto público. ¿Cómo sostener, entonces, esta población sin ingresos? Una lenta y dolorosa reconversión hacia sectores emergentes parece inevitable.
"En los próximos años, el paro no va a bajar significativamente, lo que implica que el de larga duración seguirá aumentando", vaticina Herce. "El crecimiento económico no vendrá de sectores intensivos en mano de obra y baja preparación, sino todo lo contrario. Por eso recualificar el capital humano será fundamental".
¿Ocasión perdida?
Los que esperaban de la reforma laboral, en tramitación parlamentaria, medidas para frenar el paro juvenil y el de larga duración, los dos graves problemas laborales españoles, tendrán que esperar. Ni una línea sobre acciones para fomentar la formación continua o retocar el sistema de prestaciones por desempleo. "Había un ambiente propicio para impulsar una reforma dirigida a combatir el paro y se ha desaprovechado la oportunidad", asegura Sandalio Gómez, quien propone aliviar el coste de la Seguridad Social a las empresas que contraten desempleados crónicos.
"No solo se trata de evitar que haya pérdida de empleo, también de sacar a la gente del paro. Aquí la reforma se queda corta", coincide José Antonio Herce. Y apunta tres posibles medidas: reducir la duración de las ayudas por desempleo, condicionarlas a recibir formación continua y promover un contrato a tiempo parcial. "Funciona bien en Holanda y Alemania. Las empresas pueden contratar a tiempo parcial y el empleado sigue recibiendo una pequeña prestación del Estado. La reinserción así es más fácil".
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