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YO, CLAUDIO | SUDÁFRICA 2010 | CUARTOS DE FINAL: ARGENTINA-ALEMANIA
Columna
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Messi no lo puede hacer todo

En Argentina desaparecieron los jugadores que debieron aparecer y Alemania le pasó por arriba en todas las líneas. La imagen de Mascherano presionando y corriendo solo detrás de todo el mundo explica los problemas que tuvo el equipo. El tercer gol se produce después de una jugada en la que Schweinsteiger desborda por la izquierda a dos delanteros argentinos: Higuaín y Pastore. ¿Dónde estaban los defensas? Schweinsteiger se mete en el área y pasa atrás y entonces descubrimos que hay otros dos alemanes que han hecho dos movimientos y están solos y listos para rematar. Confiaba mucho en esta selección y fue una paliza que yo no recordaba. Simplemente, no encontramos respuestas y acabamos con un 4-0 en el peor de los partidos imaginables. Maradona nunca terminará de comprender cómo perdimos así. No lo podrá asimilar.

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Argentina jugó todo el Mundial con cinco delanteros, sin elaborar y sin presionar. Apostó por la carta de la contundencia, pero a los delanteros les faltó lucidez para resolver los problemas que se encontraron ante Alemania. Los alemanes se defendieron con entusiasmo y sin desordenarse, como se defienden esos equipos que saben que, si recuperan la pelota, tendrán premio. Vieron que cada vez que Argentina perdía la pelota no la recuperaba enseguida. Dejaba huecos y facilitaba grandes traslados. Schweinsteiger y Müller recorrían 20 metros con ella en los pies sin problemas. La comparación con España surge inmediatamente porque es el caso opuesto. Cuando España pierde el balón arriba, no te deja maniobrar con facilidad. Te come. Lo recuperan ahí mismo y lo vuelven a jugar porque tiene jugadores como Piqué y Ramos, que son muy rápidos y expertos en dar ese primer pase. Argentina, cuando lo perdía, dejaba muchos espacios entre líneas porque ninguno de sus cuatro defensas es suficientemente veloz ni tiene condiciones para iniciar la jugada con limpieza.

La falta de un centrocampista que transporte la pelota hasta la zona de tres cuartos para dejar libre a los atacantes fue nuestro problema más grave. Sin esa figura que completa la elaboración, Messi debió tirarse atrás. La jugada más interesante de Argentina viene cuando Messi arranca desde la zona de zagueros derecha, deja a tres alemanes por el camino y se pone en el área contraria con un pase a Di María, que picó por el otro lado. Si le pedimos a Messi que baje a iniciar la jugada, no le podemos pedir que desequilibre arriba. Como Messi tuvo que hacer todo, perdió energía. Ahí se acabó la capacidad de desequilibrio de la delantera argentina. Porque en este Mundial el 80% de las jugadas de Messi fueron lo mejor de Argentina.

Con Messi implicado en todo tipo de faenas, los delanteros argentinos no fueron capaces de generar situaciones ni de tener un mano a mano. El funcionamiento colectivo de Alemania fue suficiente para frenar a unas individualidades libradas a la improvisación. Higuaín, Tévez, Di María y el propio Messi debieron trasladar menos, tirar más diagonales, aparecer más en los espacios, crear obstrucciones en los centrales contrarios y confundirlos un poco más con movimientos sin pelota. Que no fueran capaces de tirar una pared, que no se quedaran nunca mano a mano con el defensa, habla de falta de agilidad mental. Si los defensas alemanes estuvieron tan cómodos fue porque siempre vieron la jugada de frente y tuvieron a su delantero bien referenciado y encimado.

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