Llega la revolución al medallero
La extraña pareja trofeo-diseño se redibujará en el Campeonato Europeo de Atletismo de Barcelona
Hace siete años, Martín Azúa ideó las primeras medallas de agua de la historia. Hoy se ha propuesto revolucionar el medallero del Campeonato Europeo de Atletismo que se celebrará en Barcelona entre el 27 de julio y el 1 de agosto sin mover un pie.
La idea es simplificar, convertir un pedazo de cinta en medalla. Despojarla de lujos y ornamentos para reivindicar el esfuerzo y la honestidad que debe coronar el triunfo de los atletas.
Llevar buen diseño a algo tan ornado como las copas y las medallas no es fácil. Pero la historia de la disciplina cuenta con un capítulo de intentos. En las oficinas del FAD (el premio a la arquitectura ibérica de mayor prestigio hoy) están expuestos los sucesivos intentos de los diseñadores por idear una copa reconocible como tal y, sin embargo, digna de asociar su presencia a una institución que vela por el buen diseño. En una hornacina que contiene más de 50 trofeos pueden distinguirse versiones surrealistas con el sello de Joan Brossa o escultóricas ideadas por Javier Corberó.
Se trata de despojar de lujo y reivindicar el esfuerzo y la honestidad
No es fácil lidiar con un objeto nacido única y exclusivamente para simbolizar el triunfo. Entre otras cosas, porque el triunfo es siempre algo temporal. Y es también el principio de la derrota: cuando se ha llegado a lo más alto ya solo queda bajar. A pesar de esa breve vida, el trofeo que simboliza un esforzado triunfo ha tratado tradicionalmente de evocarlo con oropeles. Y esa falsedad es la que permanece, a lo largo de años y cambios, cogiendo polvo en un estante.
Martín Azúa (Álava, 1964, www.martinazua.com) es casi un experto en trofeos. Más allá de las medallas del Mundial de natación de 2003, que encerraban agua, ya diseñó, con Gerard Moliné, las del Mundial de atletismo de 2005, con la forma elíptica de un estadio que inyectaba velocidad a la condecoración. También firmó la medalla del FAD en 2007, con forma de marca páginas: una lámina dorada, del tamaño de una tarjeta de crédito que se colgaba, como un clip, de la solapa del premiado. Azúa nunca es previsible. Aunque, tal vez, al idear lo inesperado, el peligro se esconda en el estrecho límite que separa el ingenio de la ocurrencia y el chiste.
"Para mí, un trofeo es un objeto mediático", dice, "no simplemente un recuerdo para el ganador. Por eso trabajo con formas que transmiten valores como la honestidad y el dinamismo de los atletas". La forma de esta nueva medalla es ciertamente sencilla: recuerda la prolongación de la cinta que corta un vencedor. "Para mí la simplicidad es un rasgo de refinamiento, intento comunicar un concepto de la manera más simple posible", ha explicado el diseñador. ¿Merece medalla su propuesta?
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