El diseño como necesidad (no como un lujo)
Una exposición ofrece superar prejuicios y reivindicar el valor cultural y económico del oficio a través de 60 autores
La percepción de qué es diseño -o a qué objetos le ponemos ese nombre- ha estado marcada en España por una serie de prejuicios que ha favorecido que ni el público en general, ni los medios de comunicación, ni las empresas tengan una idea concreta -y de paso acertada- de en qué consiste el diseño. Reivindicar los valores del oficio y su función es uno de los propósitos de la exposición Todo es diseño, abierta hasta el 29 de agosto en el Círculo de Bellas Artes de Madrid.
El título de la muestra responde a una intención muy precisa. Ante las dudas de qué cosas son diseño, Oscar Mariné, comisario de la exposición, responde: "Todo es diseño, incluso aquellos objetos o muebles de otras épocas que nos gustan más o menos son diseño porque responden a una idea que alguien dibujó un día y luego ejecutó". Por eso no existen lámparas, mesas, carteles o automóviles de diseño. "Aplicarlo así es una perversión", opina Mariné, "existen lámparas, mesas y carteles. Sin más".
"Debemos dejar de mirar lo que hacen otros y tomar las riendas", dice Mariné
Se muestran trabajos de Mariscal, Pati Nuñez o Ruedi Baur
Para explicar uno de los valores supremos del diseño -"no es un lujo, sino una necesidad, algo que facilita el entendimiento y la comunicación, y que funciona a pesar de los años", precisa Mariné- toma como ejemplo la Coca-Cola, sinónimo de Estados Unidos, o la compañía Lufthansa, de Alemania. Así que la exposición, que es un recorrido visual por el diseño europeo, reúne una selección de carteles, publicaciones, tipografías, envases y otros trabajos de 60 diseñadores, entre los cuales hay 40 españoles y varios premios Nacionales de Diseño que han contribuido a acuñar la marca España. Como Xavier Mariscal, uno de los talentos reconocidos en el mundo, responsable, entre otras muchas creaciones, de la mascota Cobi de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, del diseño integral del hotel Dómine de Bilbao y de muebles para Magis, una de las firmas italianas más emblemáticas. Pero hay más. Enric Satué -referencia en el ámbito editorial como diseñador de revistas (Arquitectura Bis, CAU o Ciencia)-, el maestro Daniel Gil -fallecido en 2004, diseñador de las cubiertas de la colección de bolsillo de Alianza Editorial-, Pati Núñez -creadora de las bolsas de la tienda Vinçon-, Isidro Ferrer, Alberto Corazón o América Sánchez son algunos de los autores "capaces de vender nuestras marcas", según Mariné. Entre los diseñadores invitados figura el suizo Ruedi Baur, responsable de la señalización del Centro Pompidou o el colectivo Nous Travaillons Ensemble, que pone sus creaciones al servicio del activismo desde pancartas para campañas de concienciación cívica hasta grafismos en los camastros de centros de acogida de homeless.
La exposición no descuida el aspecto económico del diseño, reivindicado aquí como una fuente generadora de riqueza. Tampoco descuida al colectivo que forman los profesionales, entre los que ha habido "francotiradores", pero sin que se haya consolidado una cultura visual como la que se ha desarrollado en otros países. En este punto asoman algunas dosis de autocrítica: "En estos tiempos de crisis tenemos una responsabilidad especial, que es tomar las riendas y ponernos a trabajar. Después de estar mucho tiempo mirando lo que hacían los demás, debemos dejar de importar diseño y generarlo nosotros", anima Mariné.
En cuanto a la atención que las empresas españolas prestan al diseño, también es mejorable, a juicio del comisario. Si no, que se lo digan a Camper, que con su red de diseñadores, como David Ruiz, es un buen ejemplo de empresa española, rural y mediterránea que exporta a Japón y EE UU desde Inca (Mallorca). Sin complejos.
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