Otro estilo, misma efectividad
Puede que Brasil llegara bajo alguna sospecha por el estilo o la filosofía del fútbol que propone Dunga, siempre en el punto de mira de las críticas. Pero, a estas alturas del Mundial, ya nadie puede dudar de que tras el equipo hay un trabajo de entrenador.Brasil no solo va a más, sino que empieza a mostrar registros diferentes. En cada partido deja algo nuevo. Ayer, el equipo cambió gracias a la aportación de Dani Alves y Ramires, dos jugadores de banda que formaron en el mediocampo flanqueando a Gilberto Silva. Fueron dos novedades en el once que merecen seguir en la titularidad. A partir de su aportación, Brasil tejió su partido más completo en lo que va de campeonato. El lateral del Barcelona demostró que puede jugar en cualquier parte del campo: apoya en el ataque y la defensa, presiona y abarca mucho campo.
Pero lo realmente singular es que vimos un Brasil muy diferente al de hace apenas 10 días. Rebobinen y recuerden el debut ante Corea del Norte o el duelo ante Costa de Marfil. Entonces estábamos ante un planteamiento paciente, de toque en zonas aparentemente inocuas, un manejo de la pelota por momentos premioso para luego golpear con genialidades. Contra Chile no durmió la pelota y el mediocampo se manejó a uno o dos toques. Velocidad y juego. Eso fue Brasil ante una selección de la que en España ya se tenían referencias por el último partido, pero que los brasileños conocemos bien. Chile te incomoda y exige concentración para superar su organización y agresividad. Pero Dunga sabía que tenía puntos débiles. Por ejemplo, las acciones a balón parado. Ahí el equipo de Bielsa sufre por cuestiones meramente físicas, ya que sus futbolistas son de baja estatura. Juan lo aprovechó para abrir el partido.
Lo más complicado para Brasil era abrir el camino de la victoria con un gol. Después se vio justo donde quería, con el marcador a favor y opciones para salir a la contra. De nuevo, Alves y Ramires fueron decisivos porque son verticales y ofrecen ruptura y llegada, más que Elano y Felipe Melo, futbolistas más tácticos, más de choque y contención, capaces de aportar otros matices. En el momento de desatar las contras vimos también destellos del mejor Kaká, del que siempre cabe esperar todavía más. Y Robinho, cómodo, sintiéndose importante.
Ahora llega Holanda, la prueba más dura en lo que va de Mundial. Soy optimista. Brasil muestra una evolución, pero tendrá que refrendarla ante un rival que siempre va hacia adelante, que tiene toque y tranquilidad para mover la pelota. Espero un partido de ataque contra defensa, de calidad contra solidez, pero ojo: Brasil ha demostrado que puede mutar de un estilo a otro sin perder efectividad.
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