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Buenas infraestructuras y 'elefantes blancos'

Pekín vive estos días, con ocasión del mundial de fútbol, el aire de fiesta que no pudo tener en los Juegos Olímpicos de 2008. Si en aquella ocasión las autoridades municipales limitaron los horarios de los bares, expulsaron a mendigos y restringieron la concesión de visados, la situación ahora es muy diferente. Cuando echa a rodar el balón en Sudáfrica, la capital china entra en ebullición y miles de personas, cerveza en mano, se congregan ante las pantallas instaladas al aire libre por bares y restaurantes. Fiesta, pasión y alcohol duran hasta el alba.

Casi dos años después, los Juegos de Pekín son un recuerdo. Pero la competición deportiva ha dejado un importante legado. El principal ha sido en infraestructuras, con nuevas líneas de metro, la ciclópea terminal 3 del aeropuerto de Pekín, obra del arquitecto británico Norman Foster, o la primera línea ferroviaria de alta velocidad del país, entre Pekín y la ciudad portuaria de Tianjin. Además, están el estadio olímpico nacional, conocido como El Nido de Pájaro, y El Cubo de Agua, sede de las competiciones de natación. Ambos causaron sensación por su modernidad, pero ahora se han convertido en elefantes blancos a los que el Gobierno municipal trata de sacarles rentabilidad; algo que no es fácil en este país en el que las grandes competiciones deportivas escasean y los conciertos de rock provocan sarpullidos. Cada día, son visitados por miles de turistas, y han acogido desde partidos de la supercopa italiana, a instalaciones de nieve artificial, ballets acuáticos y eventos empresariales. Los gestores del Nido quieren crear en su interior un museo olímpico, galerías comerciales, un hotel y un cine.

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La burbuja deportiva también existe

Otra herencia saludable tiene que ver con la contaminación. Pekín sacó fábricas del núcleo urbano, jubiló los taxis y autobuses obsoletos, y sustituyó miles de calderas de carbón por gas. Y se ha notado. Pero el rápido aumento del parque automovilístico y la fuerte actividad fabril en la región están poniendo en peligro los avances de la que sigue siendo una de las ciudades con peor aire de China.

El acontecimiento deportivo, sin embargo, no sirvió para mejorar la situación de los derechos humanos, a pesar de las promesas del Gobierno, según organizaciones internacionales. "Un desagradable legado de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 es el continuo encarcelamiento de quienes protestaron contra las expropiaciones forzosas o pidieron mejoras de los derechos humanos", dijo en febrero pasado la organización con sede en Nueva York Human Rights Watch.

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