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Termina un curso de transición, llegan los cambios a las aulas

Equilibrio, plurilingüismo y tecnología, principales retos para el año que viene

Pablo Linde

Terminó el curso de la "gratuidad solidaria" de los libros, de los conflictos en los comedores, de la nueva selectividad y de la tramitación del decreto del gallego. Pero ha sido sólo una transición hacia un verdadero cambio en las aulas gallegas, que se materializará en buena medida a par+++curso del plurilingüismo, del 50% entre el castellano y el gallego y de los ordenadores para los estudiantes. Al menos, en teoría. Los profesores no tienen tan claro que el plurilingüismo vaya a tener éxito, que vaya a haber equilibrio entre las dos lenguas oficiales de Galicia o que los ordenadores prometidos (14.375) vayan a ser útiles. Parte de la comunidad educativa espera con recelo estos cambios. El anterior curso, con el Gobierno del PP recién aterrizado en la Xunta, hubo algunas medidas que no satisficieron a todos.

La insumisión al decreto será uno de los problemas para Educación
Las clases en lengua extranjera serán prácticamente anecdóticas

Del préstamo gratuito de los libros de texto se pasó a lo que la Consellería de Educación llama "gratuidad solidaria", es decir, sufragar el material a las familias con menos recursos (ni siquiera una pareja de mileuristas los tienen gratis) y dejar a las demás que se lo paguen ellas. Semanas después de que empezase el curso había niños que todavía no habían recibido sus textos por el retraso en las subvenciones. Ahora hay más tiempo para la previsión y ya se pueden solicitar las ayudas. Serán los centros los que las tramiten y entreguen un cupón a las familias, medida que pretende evitar los problemas del pasado septiembre.

Pero hay un contratiempo nuevo. Familias que en principio no tenían que hacer desembolso porque todavía les servían los libros del sistema de préstamo, deberán comprarlos por el cambio de lengua en algunas asignaturas que impone el Decreto do Plurilingüismo. "Los planes de la Xunta lo costean las familias", lamenta Virgilio Gantes, presidente de la Federación de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos de Centros Públicos de Galicia. Educación sólo paga estos cambios a las rentas más bajas.

El decreto marca los libros y ha marcado el curso por el debate y las tensiones que ha generado. Pero mucho más influirá en el que viene, cuando comenzará a funcionar. Reduce la presencia del gallego, equilibra al 50% las horas en las dos lenguas oficiales, introduce la posibilidad de dar materias en un tercer idioma. Lo primero ya lo están resolviendo los claustros escolares. Hay unas asignaturas estructurales que tienen que ser obligatoriamente en castellano y otras en gallego. Los centros deben determinar el idioma del resto de materias para que haya equilibrio. Antes de irse de vacaciones, los profesores tienen que ponerse de acuerdo para fijar el idioma de los libros de texto.

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"Frente a la insensatez de la Xunta, nosotros aplicamos el sentido común. Ya se han decidido los idiomas de las materias y nos hemos adaptado en sentido pragmático, viendo profesorado, materias y libros para no desviarnos mucho de lo que hicimos este curso", explica José Ángel Suárez Alonso, presidente de la Asociación de Directores de Institutos de Secundaria de Galicia.

También explica que eso será sólo sobre el papel: "Una cosa es la norma y otra lo que cada profesor haga". El sindicato mayoritario en la enseñanza, CIG, y el también nacionalista STEG han llamado a la insumisión al decreto y son muchos los profesores que han proclamado que no dejarán de dar las clases en gallego. Los de matemáticas, supuestamente, no lo podrán hacer con la nueva norma. El conselleiro de Educación, Jesús Vázquez, siempre se ha mostrado confiado en que "los funcionarios cumplirán con su deber" y darán las clases en el idioma que la norma impone. Pero sabe que no todos lo harán y que el conflicto estará ahí a partir de septiembre. "Los directores de los centros deben hacer cumplir las leyes. Insumisión por supuesto que se va a dar. También por parte de algunos padres. Y no sabemos realmente lo que va a producir", advierte Xosé Antonio Pardo Cuñarro, presidente de la Federación Galega de Asociacións de Directivos de Colexios de Ensino Público.

En cualquier caso, el equilibrio perfecto entre las lenguas, tal y como lo promulga el decreto, sigue siendo complicado. "El 50% famoso no se puede cumplir, porque hay casos en los que son impares", confiesa Pardo. En Bachillerato los alumnos recibirán más o menos materias en cada lengua en función de las optativas que elijan.

Con el equilibrio en el aire, el plurilingüismo que el decreto lleva en su título se presenta todavía más complicado. "El problema es que vienen muchos cambios sin inversión. Todos los proyectos se han anunciado de forma muy atropellada y no hay formación para dar clase en un tercer idioma, ni en los profesores ni en los alumnos", lamenta Julio Díaz Escolante, presidente del sindicato ANPE Galicia. El portavoz de los directores de instituto ratifica que "no hay posibilidad de plurilingüismo". "A no ser que queramos unos centros de élite y otros de segunda y tercera división", añade. El decreto no obliga a los centros a sumarse a esta iniciativa. Sólo lo harán aquellos que quieran.

Los sindicatos también están preocupados por las ratios en las aulas. Llevan denunciando todo el año que cada vez hay más alumnos por clase. Educación requiere ahora más matrículas para mantener algunos ciclos de FP. La consecuencia es que desaparecerán estas enseñanzas en algunas zonas. "Y para los trabajadores todo estará marcado por las rebajas salariales", advierte José Fuentes, de CC OO.

El conselleiro de Educación lo ve de forma distinta. En una respuesta por escrito a este periódico asegura: "La crisis nos obligó a hacer más con menos". Defiende su sistema de libros, que hubo más alumnos que usaron los comedores escolares y "las políticas sociales". Pero "la mayor satisfacción" es para él "poner en marcha nuevos proyectos". Asegura que el Decreto do Plurilingüismo es sólo un marco de toda la estrategia de la consellería para que todos los gallegos tengan competencia en una lengua extranjera.

Ordenadores con un año de retraso

Los ordenadores llegarán a las aulas gallegas con un curso de retraso. El pasado diciembre, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, aseguraba que los primeros estarían en las clases durante el curso que terminó esta semana. No fue así, pero a partir de septiembre habrá casi 15.000 estudiantes con un ordenador sin que sus profesores tengan hoy por hoy mucha idea de para qué van a utilizarlos.

El conselleiro de Educación, Jesús Vázquez, hace hincapié en que lo importante no es sólo la infraestructura, sino la formación en su uso para que redunde en una mayor calidad de la enseñanza. "Ese es nuestro reto", asume.

El plan que implanta estas tecnologías, Abalar, financiado a medias por la Xunta y el Ministerio de Educación, llega "con el profesorado sin formar", según Julio Díaz Escolante, presidente del sindicato ANPE. Xosé Antonio Pardo Cuñarro, presidente de la Federación Galega de Asociacións de Directivos de Colexios de Ensino Público coincide: "De momento lo único que se hizo fue dar información a los coordinadores de tecnologías de la información y la comunicación de cómo va a funcionar, cómo va a quedar estructurado todo, pero no sabemos nada de los contenidos. Esta es otra problemática que enlaza con gratuidad de libros. Si funciona Abalar, el material impreso no va a tener la misma utilidad". Teóricamente, estos coordinadores tienen que formar a los profesores para que sepan qué uso hacer de las tecnologías en el aula.

La distribución de los equipos suscitó otra polémica, ya que la mayoría de los que se adjudicaron en primer lugar fue a parar a centros concertados. Educación asegura que el 77% de los centros beneficiados serán públicos. En 2013 está previsto que 87.000 alumnos tengan ordenadores.

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Sobre la firma

Pablo Linde
Escribe en EL PAÍS desde 2007 y está especializado en temas sanitarios y de salud. Ha cubierto la pandemia del coronavirus, escrito dos libros y ganado algunos premios en su área. Antes se dedicó varios años al periodismo local en Andalucía.

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