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Documentales al rescate de famosos

Los filmes biográficos se convierten en moda para rehabilitar viejas carreras

Hacer documentales está de moda. Y, como suele ocurrir con las modas, hay celebridades que se apuntan al carro. O cineastas que ven de lejos el negocio y buscan a la celebridad para convertirla en documental. Sin embargo, no está claro que poner un famoso en tu película sea sinónimo de éxito. Pero lo que sí es evidente es que, al menos cuando eso ocurre, se habla más de las películas y sus protagonistas, así que incluso este factor puede servir para relanzar carreras. Eso es lo que le ha ocurrido a Joan Rivers, la actriz cómica que durante años ha sido la lengua más afilada de los Oscar, comentando sin piedad los trajes de los invitados a la gala para el canal E! Entertainment y a la que últimamente se consideraba un dinosaurio en extinción, hasta que se supo que Ricki Stern había hecho un documental sobre su vida titulado Joan Rivers: a piece of work. Desde su estreno en Sundance el pasado invierno, Rivers no ha parado de salir en la prensa, como si fuera una actriz de moda, aunque en realidad esté lista para la jubilación.

Algo parecido le ha ocurrido a Billy Joel, un cantante que vive de las rentas de su brillante pasado musical, pero que tampoco es que hubiera dado muchos titulares hasta que se le ocurrió gastarse 3,5 millones en filmar el último espectáculo que se celebró en el estadio de los Mets, el Shea Stadium, antes de su demolición -un concierto con él de protagonista-. Ahora sus productores están de campaña para los Oscar.

La modelo Christie Turlington también se ha subido al carro del documental como directora, pero ella lo ha hecho de forma más altruista: No woman no cry, estrenada en el pasado Festival de Tribeca, es una llamada de denuncia sobre los peligros que entraña en el Tercer Mundo dar a luz. Las complicaciones que ella tuvo durante el parto de su hijo le dieron la idea de hacer una película sobre los problemas de salud a los que se enfrentan las madres en todo el mundo. Y, de paso, encontrar una nueva carrera tras la cámara.Mike Tyson fue el centro de un documental dirigido por James Toback hace dos años que ayudó en cierto modo a rehabilitar la imagen del boxeador. Y lo mismo podría ocurrirle al ex gobernador de Nueva York Eliot Spitzer, sobre el que Alex Gibney, uno de los directores con más talento dedicados al género, está ultimando un filme. Spitzer cayó en desgracia tras descubrirse su afición a las prostitutas, lo que arruinó su carrera política. Gibney quería hacer una película sobre él, con o sin su colaboración. Y él aceptó, lo que sin duda hizo a Gibney cambiar la perspectiva de su película. "Cuando te sientas cara a cara con el protagonista, acabas siendo más comprensivo con él", afirma Gibney.

Christie Turlington (en el centro) junto a Bono y The Edge, de U2, en la presentación  en Tribeca del documental <i>No woman no cry.</i>
Christie Turlington (en el centro) junto a Bono y The Edge, de U2, en la presentación en Tribeca del documental No woman no cry.GTRESONLINE

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