"El euro es un pacto político y el mercado puede romperlo"
Hace aproximadamente un año, John Varley, consejero delegado de Barclays, auguraba desde estas páginas "meses muy peligrosos" por delante, por los efectos que la crisis financiera iba a tener sobre la economía real. Y así ha sido. No es que Varley haya empezado a emular a Warren Buffet y se haya convertido en el nuevo oráculo de Warwick, la ciudad donde nació en 1956. Es que conoce muy bien el sector y el funcionamiento de la economía global, como asesor que fue del ex primer ministro británico Gordon Brown.
Varley ha desarrollado toda su carrera en la entidad que ahora dirige, algo atípico en un mundo donde las lealtades alcanzan hasta el horizonte del próximo bonus. Y, sin duda, se ha convertido en la cara amable del sector, con su exposición calmada y segura. "La industria [financiera] ha cometido errores en el pasado, y creo que es importante reconocerlo y hacerlo de forma sincera". Un mantra que no parece que vayamos a escuchar por estas latitudes y que él lleva repitiendo desde diciembre de 2008, cuando la banca concentraba todas las iras de una crisis entonces en pleno apogeo y a la que ni de lejos se aproxima, a su juicio, la situación actual.
"Los bancos no nos resistimos a las reformas; las confrontamos"
"Los tests de resistencia son una prueba de confianza para los inversores"
"Como banquero, estoy agradecido por las decisiones adoptadas en 2008"
"Los ingredientes para la solución de la crisis están encima de la mesa"
"Lo que vemos en la zona euro es un problema de confianza y no creo que sea algo tan profundo como lo que vivimos en la crisis de Lehman, en septiembre de 2008", asegura. "Lo que me pregunto es cómo se puede manejar esa situación y si esa confianza es recuperable. Y es recuperable. Pero deberíamos recordar que la zona euro fue creada mediante un acto de voluntad política, es una decisión política. Y los mercados pueden romper el euro. También pueden debilitarlo [como está sucediendo], aunque es verdad que la debilidad del euro propicia algunos beneficios colaterales". De hecho, algunos economistas sostienen que "el impacto sobre la eurozona de una divisa más competitiva será mayor que el impacto de una desaceleración del gasto público", recuerda el banquero.
Pese a su advertencia sobre la moneda única, Varley se muestra optimista y cree que "los ingredientes para la solución están encima de la mesa; hay muestras indudables por parte de las principales economías de que van a abordar sus déficits presupuestarios, y también hay un apoyo claro desde la eurozona, del Banco Central Europeo (BCE) y del FMI para propiciar la liquidez necesaria a los bancos, y, en mi opinión, estos son acontecimientos muy positivos".
La conversación se produce bajo una premisa implícita por las dos partes, la de que lo peor de la crisis ha quedado atrás, también para España. "Pero no ha sido buena suerte. Los Gobiernos y las autoridades económicas de todo el mundo han fraguado la recuperación que el mundo necesitaba y ha sido bastante rápida", advierte. Una recuperación que atribuye a la combinación de la política de tipos de interés y a la masiva liquidez ofertada por los bancos centrales. "Y porque han hecho lo que han hecho, creo que tenemos cierta confianza en su capacidad para urdir una recuperación de la crisis que hoy nos afecta, que es una crisis de confianza. Aunque eso es algo que no puedes hacer chascando los dedos". Tanto elogia el papel de las autoridades económicas en todo el mundo que no duda en afirmar que "como banquero siempre estaré agradecido a las decisiones que tomaron por aquel entonces", a finales de 2008.
Recuerda que "tiempos extraordinarios exigen medidas extraordinarias". De ahí que considere completamente legítimo el cambio de papel que los tratados asignaban al BCE y haya empezado a comprar deuda soberana de los Estados miembros. "Deben dejar claro que esta no es su política normal, pero que las circunstancias son las que son".
Pese al mea culpa que entona, Varley no puede evitar cierto corporativismo. "Con cierta frecuencia oímos en los medios que los bancos y los banqueros nos resistimos a las reformas. Y no es verdad", dice ignorando algunas declaraciones de sus colegas. Luego precisa: "Tenemos que reflexionar sobre el paquete de reformas [que se quiere aplicar] porque si, justo cuando los bancos tienen que ser expansivos y conceder créditos a hogares y empresas, los requisitos de capital o de liquidez que se exigen a los bancos aumentan, estos no harán un buen trabajo para facilitar la expansión económica, y esa medida será confrontada por el sector. No para evitar su aplicación, las reformas tienen que llegar, tenemos que tener un sistema más seguro, pero parte de su aplicación tendrá que ser confrontada", remata.
Sí pide, en cambio, urgencia en algunas definiciones y coordinación entre los países para su aplicación. "Por ejemplo, que se sea coherente con la definición de capital, en aumentar el nivel de liquidez del sistema, que el lenguaje de la contabilidad fuera coherente...". La lista no está cerrada. No quiere juzgar la decisión del Banco de España -"sería una impertinencia por mi parte"-, pero apoya sin fisuras su decisión de publicar las pruebas de resistencia de la banca. "A mí me interesa la ciencia y la evidencia empírica, no los sentimientos o las emociones. Y la evidencia empírica demuestra de forma clara que las pruebas de resistencia son una fuente de confianza para los inversores. Allí donde se han realizado se ha producido un punto de inflexión en la confianza de los inversores en el sistema. Así que soy de los que creo en la institucionalización de estas pruebas como un ingrediente importante hacia la normalización de los mercados".
Estos días, los medios se hacen eco del posible interés de Barclays en alguna entidad del norte de España o en los activos de alguna caja en liquidación, pero zanja la cuestión de inmediato. "Si respondiera a cada rumor que se publica, pasaría mi vida con los medios, y aunque los aprecio mucho, tengo muchas otras cosas que hacer. Así que me quedo tal cual y sonrío".
Dice, entre bromas y veras, "dar gracias cada día a Dios" por el papel incipiente de Asia y China como motores del crecimiento mundial y elogia el compromiso de las autoridades de Pekín con la corrección de los desequilibrios globales. "Las autoridades chinas han entendido la importancia de ese tema [de la necesidad de reducir su superávit por cuenta corriente] y están apoyando el aumento del consumo en China. Como resultado, están haciendo una gran contribución al crecimiento y a la estabilidad mundial".
La entrevista se produce poco antes de que Varley se dirija a unos 200 ejecutivos españoles de la entidad reunidos en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, un lugar poco habitual para reuniones de banqueros. "Ya están en la oficina todos los días", bromea mientras posa para el fotógrafo. Ha preparado en silencio, sin asesores y muy concentrado su arenga a las tropas para animarles a superar estos tiempos difíciles para el sector. "No es fácil ser un banquero central, pero tampoco es fácil ser un banquero comercial". Por si alguien pensaba lo contrario.
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