_
_
_
_
_
Reportaje:SUDÁFRICA 2010 | ARGENTINA - ITALIA

Un aniversario sin gol

Pese a no marcar, Messi reforzó sus lazos con Argentina con su primera capitanía

Ramon Besa

A Lionel Messi le ha abandonado el gol en el momento en que Argentina se había puesto a su servicio para que se diera un homenaje el día de su aniversario en plena Copa del Mundo. Leo, como se le conoce en el Camp Nou, cumple hoy 23 años y ha marcado 84 tantos en las dos últimas temporadas con el Barça, 47 la pasada, los mismos que el brasileño Ronaldo en 1997. La Bota de Oro será tan suya como lo fue el año pasado el Balón de Oro. Reincorporado a la selección argentina, había dudas sobre su juego e integración en el equipo, sobre todo después de unos cuantos episodios tormentosos durante la fase de clasificación, muy desagradable para Messi. Había apuestas, en cambio, sobre el número de goles que lograría en el Mundial. Alcanzados ya los octavos de final, La Pulga continúa con el marcador a cero después de tres partidos a pesar de ser el delantero que más ha rematado, 20 veces, el doble por ejemplo que el luso Cristiano Ronaldo.

Maradona le había pedido un tanto para celebrar los 24 años de su 'mano de Dios'
Más información
Italia está seca

Messi fue elegido el mejor jugador del partido contra Grecia. Sokratis le sacó del partido con un marcaje individual por todo el campo. Le tiró y, cuando fue menester, hasta le agarró por los genitales para que jugaran los diez peores de Argentina contra los diez mejores de Grecia, como aseguraba Boskov para justificar la eliminación futbolística de la estrella del equipo rival. A Messi no le quedó más remedio que quitarse del partido, dejar de jugar de enganche para desplazarse a la banda derecha y procurar que el partido lo manejaran sus compañeros, una solución inteligente que dio su resultado. Argentina ganó nuevamente con una jugada de estrategia y Messi pudo redimirse en los 10 últimos minutos con un par de muy buenos remates, el último decisivo para que Palermo marcara el definitivo 2-0. Una jugada que valió por todo el partido y para encumbrar a Palermo.

"El árbitro favoreció el juego sucio", se quejó Messi, que apenas pudo regatear y al que nunca le salió una pared; "no me quedó más remedio que buscar lo mejor para mis compañeros". Maradona le entendió: "Me dio pena que no pudiera meter un gol, sobre todo en la jugada que devolvió el palo. Me tiré al suelo por desesperación y me habría tirado de cabeza a la pileta si la hubiera tenido delante". Maradona se ha desvivido durante la semana para complacer a Messi. No solo atendió su petición de jugar contra Grecia a pesar de que tenía previsto darle descanso como a medio equipo titular, sino que, en ausencia de Mascherano, le concedió el brazalete de capitán con la anuencia de Verón. No es un detalle cualquiera, sino que responde a la decisión de reforzar el vínculo de Messi con Argentina.

Los argentinos siempre se han preguntado por qué Messi juega mejor en el equipo azulgrana que en la selección albiceleste. Messi partió de Rosario siendo un niño, con 12 años, y nunca tuvo hinchada propia en su país. Su relación con el fútbol argentino se establece a partir de la selección. A la afición no le basta con el título de campeón olímpico que consiguió en Pekín 2008, sino que aguarda una actuación intachable en la absoluta y un gol como el que Maradona metió a Inglaterra. Maradona fue el último 10 de Argentina que llevó el brazalete y le había pedido a Messi que le dedicara un gol contra Grecia porque el martes se cumplía el 24º aniversario de la mano de Dios y porque los griegos fueron el último rival al que marcó un gol en un Mundial, el de Estados Unidos 1994.

La fecha parecía que ni pintada para la coronación. El problema es que el gol resulta muy caprichoso y la figura de Messi continúa sin evocar a la de Maradona con la casaca de Argentina. Mientras tanto, puede presumir de que ya ha sido capitán con la albiceleste, circunstancia que no se ha dado con el Barça. Únicamente en una ocasión, contra el Galaxy en la pretemporada, se puso el brazalete con la senyera. Nunca le hizo falta y nadie del Barça reparó en que podía gustarle el detalle. Incluso hay quien piensa que le supondría un engorro tener que sortear el campo, discutir con el árbitro, desentenderse de la pelota para visualizar el partido de forma más amplia.

Messi nunca necesitó el brazalete para sentirse el líder del Barça. El seleccionador se lo entregó para que se sienta el afecto de Argentina, para marcar diferencias con el Barça, para que Messi siga su senda. El jugador se lo agradeció: "Fue muy especial, una experiencia más. También me gustaría llevarlo en el Barça, pero hay gente que lleva mucho tiempo en la casa, jugadores de experiencia que están por delante".

El empeño en que Messi sea Maradona ha llevado, de momento, a que no sea siquiera en Argentina el mismo jugador que es en el Barcelona. Lio todavía no es Leo.

Maradona y Messi, con el brazalete de capitán.
Maradona y Messi, con el brazalete de capitán.REUTERS

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_