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La Filharmonía estrena obras inéditas de Pepito Arriola

La Real Filharmonía de Galicia, dirigida por Maximino Zumalave, estrenó el miércoles en Santiago dos obras inéditas de José Pepito Arriola. La más importante y lograda fue el Concertino para piano y orquesta, interpretado en la segunda parte. Tiene una orquestación rica en color, con notables solos e intervenciones de las distintas secciones a lo largo de toda su duración. Se ve la huella de Richard Strauss, profesor de composición de Arriola, y permite el lucimiento del solista, con más exigencia de musicalidad que dificultades de mecanismo.

Joaquín Soriano le imprimió una notable brillantez ya desde los primeros acordes y el buen gusto fue la nota dominante de su interpretación. Zumalave sacó buen partido sonoro a la brillantez de una Filharmonía reforzada en los metales. Resultó destacable el canto de las maderas en el Largo central, respondido por Soriano con gran delicadeza y riqueza tímbrica. El Allegretto final tiene un cierto aire rural, con hermosos diálogos entre maderas y el piano antes de su extraño e inesperado final.

Antes se había tocado el Divertimento Concertante para dos pianos y orquesta. La parte solista abunda en intervenciones que enmarcan rítmicamente temas cantados por una orquesta con más protagonismo en los temas. Los pianistas Víctor y Luis del Valle hicieron una lectura escasamente brillante, aunque correcta, de la obra.

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