El guardia que mató a su pareja "era consciente"
Los forenses que evaluaron el estado mental del guardia civil Jaime Máiz, acusado de matar a su ex pareja Mari Luz Posse en diciembre de 2007 en el cuartel de Cambados donde trabajaba, aseguraron ayer que el acusado no tenía alteradas sus facultades mentales, ni condicionada su voluntad, cuando cometió el crimen. "Los dos forenses declararon con contundencia y claridad que, aunque sí había bebido, esto no mermó en absoluto sus facultades", resaltó el abogado de la familia, "era consciente y pudo discernir lo que hizo".
En la segunda sesión del juicio en la Audiencia Provincial de Pontevedra, informa Europa Press, los peritos concluyeron que Máiz "no podía estar muy afectado", pero no pudieron precisar el grado de alcohol cuando disparó su arma reglamentaria contra Posse en el cuartel, al que la mujer había acudido para denunciarlo por acoso. El argumento de embriaguez es el que esgrime la defensa del ex agente para pedir la absolución del acusado o, de no ser aceptada, una pena de cinco años por un delito de homicidio con la atenuante del alcohol. Por el contrario, la acusación particular y el fiscal reclaman 20 años de cárcel por asesinato, ya que consideran que hubo alevosía.
Los especialistas argumentaron que el agente, suspendido tras los hechos, cogió el coche e hizo varios desplazamientos, realizó un relato coherente de lo sucedido la noche del crimen y, a la hora de disparar, "controló hasta el punto de fijar la trayectoria del proyectil para no herir a un compañero que estaba delante de la joven". Ayer, el guardia civil que le hizo la prueba de alcoholemia tras el crimen indicó que había dado 0,86 miligramos de alcohol por litro de aire espirado.
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