"Ganar sería un sueño; perder, una catástrofe"

Lakers y Celtics, el no va más de la NBA, en el séptimo partido de una final. Ese es el menú que los dos rivales por excelencia del baloncesto mundial, después de dos semanas de una intensa batalla y seis partidos en los que ha pasado de todo, cocinan la próxima madrugada (3.00, hora española, Canal+). Es un desafío en la cima, como los que excepcionalmente se producen en el deporte, un Clay-Frazier, un Fischer-Spassky o un Kárpov-Kaspárov, un Borg-McEnroe o Nadal-Federer, un Alonso-Hamilton, un Merckx-Anquetil o un Contador-Armstrong, un Carl Lewis-Ben Johnson o un Bolt-Powell, la encarnación de la rivalidad extrema entre los más grandes.

En el corazón de la batalla está Pau Gasol, un español que ha sido capaz de erigirse junto a Kobe Bryant en el eje de los Lakers, motor del título conquistado el año pasado y que defenderán en su tercera final consecutiva. "Ganar el campeonato sería increíble, un grandísimo sueño. No quiero ni pensar en la posibilidad de perder la final: sería un desastre, una catástrofe", cuenta en las entrañas del Staples Center el pívot que, a punto de cumplir los 30 años, aspira a consumar cuatro temporadas maravillosas en las que ha ganado un Mundial, una medalla de plata en los Juegos Olímpicos, el anillo de la NBA, un Eurobasket y ha sido tres veces All Star. Recuperado del flojo partido que disputó en Boston el domingo, Gasol rozó una gesta histórica en el sexto encuentro de la serie ante los Celtics. El partido lo ganaron los Lakers por 89-67 a unos Celtics desconocidos que se quedaron en la puntuación más baja de su historia en unas finales. Gasol, con 17 puntos, 13 rebotes, nueve asistencias y tres tapones, estuvo a punto de igualar un triple doble (dobles dígitos en tres categorías) que Magic Johnson, en 1991, obtuvo por última vez para los Lakers en unos playoffs. Kobe Bryant alcanzó los 26 puntos y 11 rebotes. Artest acertó en los tiros abiertos que le concedió la defensa de los Celtics y sumó 15 puntos y seis asistencias. Los reservas de los Lakers llegaron a desbancar a los de los Celtics por 24-0. El dominio en el rebote fue descomunal, 52-39 y, como ha sido denominador común a lo largo de la serie, determinó el ganador.

Pau logró 17 puntos, 13 rebotes, 9 asistencias y 3 tapones

En los últimos 16 años solo se llegó al séptimo partido en 1994 y 2005

Los Celtics fueron una sombra de los que ganaron los dos partidos en Boston y además sufrieron la lesión de Perkins. Bynum se le cayó encima y le fastidió una rodilla. Es muy dudosa su participación en el séptimo partido de la final. Bynum sólo jugó 15 minutos y también tuvo que pedir el relevo a causa de los dolores que sufre en una rodilla. Ni Rondo encontró el ritmo de juego adecuado, ni Pierce pudo esta vez con Artest, ni Garnett le vio la apuesta a Gasol. Sólo Ray Allen evidenció algunos aciertos, insuficientes para un equipo que naufragó con un horrible 33% de acierto en el tiro.

La próxima madrugada se desvelará si Pau Gasol se coloca su segundo anillo, si Kobe Bryant suma el quinto y se acerca un poco más a la estela de Michael Jordan, si Phil Jackson amplía a 11 su colección o si, por el contrario, los Celtics mantienen su aplastante dominio sobre los Lakers en las finales, 9-2 por ahora, si aumentan a 18 sus títulos y si Pierce, Garnett, Ray Allen y Rondo se consagran con un segundo título y ambos ante los Lakers. Sólo dos veces fue preciso disputar el séptimo partido en las finales de la NBA durante los últimos 16 años: en 1994, cuando Houston ganó a Nueva York, y en 2005, cuando San Antonio venció a Detroit.

Los antecedentes en los enfrentamientos directos cuando se han disputado siete partidos entre los Lakers y los Celtics son favorables a los de Boston, que han ganado las cuatro veces: 1984 (111-102), 1969 (106-108), 1966 (95-93) y 1962 (110-107). Tres veces más han llegado los Celtics al séptimo partido de las finales y siempre han ganado. El balance de los Lakers es de tres victorias y cinco derrotas.