El modelo gana al lujo
Una Liga que, teóricamente, era bicéfala, un mano a mano entre el Barcelona y el Madrid, ha acabado convirtiéndose en la máxima expresión del triunfo del tercero en discordia, el equipo sorpresa por el que nadie apostaba. El Madrid ni siquiera pudo llegar a la final y el Barça, el máximo favorito, ha doblado la rodilla de manera contundente. El Caja Laboral ha barrido al campeón de la Euroliga manejando los tiempos, siempre con el ritmo necesario, en tres duelos de marcadores muy ajustados. El control del reloj lo ha llevado Marcelinho Huertas y San Emeterio ha sido el encargado de rematar todo el trabajo colectivo.
El Barça llegó a la final nueve días después de su último partido de las semifinales contra el Unicaja y eso puede haberle roto el ritmo. El conjunto azulgrana se plantó en ella desde una posición de superioridad anímica teórica por los resultados, por su sobresaliente temporada, en la que ya había ganado la Copa del Rey y la Euroliga, y por su enorme plantilla. Lo tenía todo y esperó al rival con una ventaja como pocas veces se había visto en la ACB. Pero eso también ha sido una losa sobre el juego azulgrana.
Sobre la cancha, el Caja Laboral ha sabido proteger a Splitter de las faltas. Pese a contar el Barça con un arsenal interior mucho mayor, no ha sabido sacarle partido, sino al contrario, de modo que fue San Emeterio quien rompió al mejor tres de Europa, Mickeal. El español ha sabido defender y rematar cuando hacía falta. Es decir, se ha ganado un puesto en la selección española para el próximo Campeonato del Mundo.
El reinado del Barcelona empezó la temporada pasada, cuando destronó precisamente al conjunto de Vitoria, que tenía el factor cancha a su favor, y después de ganarlo todo desde entonces se ha cerrado de forma inesperada contra el mismo adversario. El Caja Laboral, una vez más, ha sabido reinventarse. Se ha repuesto de nuevo de todas las bajas, entre ellas las de Mickeal, y ha logrado imponerse al Barça y el Madrid, dos grandes plantillas. El éxito está en el modelo, en la coherencia, en una política acertada con los fichajes, en potenciar a jugadores básicos como Splitter, Huertas y San Emeterio. El modelo del viejo Tau ha triunfado sobre el lujo y los talonarios.
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