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Columna
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Cristo Inc.

David Trueba

Si Cristo levantara la cabeza, lo primero que haría es registrar la marca y empezar a cobrar derechos de autor. No hay día en que alguien no se apropie de su ideario, y hasta de su sombra, y se atreva a hacer una proyección sobre su particular negociado comenzando por la amenazadora frase: "Si Cristo regresara...". En la última entrega de los reporteros del REC de Jon Sistiaga, se escuchó la frase a un miembro de los grupos armados revolucionarios que respaldan la República Bolivariana de Chávez. La frase era así: "Ahorita Cristo bajaría a la Tierra con un fusil". Una vez más habrá que recomendar la lectura de la Biblia a los que no quieren recordar que allí se deja bien claro que quien a Kaláshnikov mata a Kaláshnikov muere.

En tiempos de crisis, las miradas a los sistemas alternativos son imprescindibles. Venezuela es tratada con posturas de un romanticismo estomagante o de un pragmatismo elitista. David Beriain viajó al país con esmero por comprender, pero más aún por ver. Con sus 42 personas asesinadas al día, Venezuela convoca casi todos los delirios juntos: la herencia de la corrupción continuada y la perversión de las utopías violentas. Se agradece la mirada atrevida, las preguntas incómodas y el silencio frente a la palabrería.

Quizá sobra la música efectista o la redada policial con chalecos antibalas. Vemos cosas así en películas truculentas disfrazadas de moralina y en cualquier barriada pobre de cualquier mundo. Era de una contundencia extrema la visita a un hospital desabastecido, los avances sociales pese a la magmática pobreza, la amenaza a la libertad de prensa y el pavor ante quien reivindica la razón de las armas con consignas gastadas que engloban al terrorismo internacional, a la guerrilla, al Che o a ese Cristo que lo mismo sirve para una encíclica que para un panfleto.

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