"Manda la pelota"
Hierro, con la experiencia de haber vivido ya cuatro Mundiales, celebra que la tranquilidad rodee al fin a la selección
En 1990, Fernando Hierro descubrió que un Mundial puede ser un infierno el día que España empató contra Uruguay el primer partido en Italia. Jugó mal España y no perdió porque Ruben Sosa falló un penalti. A la mañana siguiente, los futbolistas que jugaron ante los charrúas comparecieron, todos, ante la prensa, uno al lado del otro, en un estrado y durante una hora fueron zarandeados en los que se recuerda como el juicio de Nuremberg a la española.
El malagueño, director deportivo de la federación, vivió el de Estados Unidos, en 1994, con perilla, icono de un grupo que se blindó en medio de una guerra mediática, de un mal rollo en el entorno del equipo que se prolongó hasta Francia 1998, cuando la selección ni siquiera pasó la fase de grupos. En Lens, después de golear a Bulgaria, Zubizarreta legó el brazalete de capitán a Hierro, con el que jugó su último Mundial, el de Corea del Sur y Japón, que se vivió de lío en lío en una colina en Ulsan.
Hierro reconoció ayer que es la primera vez que asiste a una fase final en un ambiente de tanta tranquilidad. "Hay debates sobre el sistema, sobre si debemos jugar con dos puntas o si debe jugar uno u otro, pero ahora manda la pelota".
Hierro vivió hace dos años su primera fase final en calidad de director deportivo de la federación. Fue tenso, porque mantenía una mala relación con Luis y vio casi desde la barrera la fractura con la que se llegó al campeonato. Es decir, Aragonés azotado por una parte de la prensa y condenado por parte de la afición, que le recriminó no citar a Raúl.
El ambiente alrededor del grupo de Del Bosque es radicalmente diferente al que se vivió en épocas anteriores, algo que no pasa inadvertido. Es posible que la paz que se respira alrededor de La Roja sea consecuencia de la personalidad de Del Bosque -"un hombre dialogante que toma su propia responsabilidad"-, pero a Hierro debería quedarle el consuelo de haber hecho bien su parte, aunque solo sea por la elección del lugar de concentración: "Los jugadores están muy cómodos. La experiencia de Antonio Limones, responsable de viajes de la expedición, ha sido decisiva", reconoció el entrenador.
A dos días del primer partido, Hierro valoró que el grupo haya vivido cómodo y en medio de un ambiente de tranquilidad: "A partir del miércoles manda el balón y el fútbol. Pero hasta ahora estamos satisfechos. Hay más tranquilidad que en mi época". No lo dijo, pero resulta bastante probable que su relación con Del Bosque sea excelente: "Podrán pasar 100 seleccionadores que con ninguno voy a tener la relación que tengo con Vicente. Ha sido entrenador mío, le conozco desde que llegué al Madrid hace 20 años y tenemos máxima confianza".
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