"Los políticos vascos son unos sosos"
Pregunta. Una maketaza extremeña al frente del Parlamento de la provincia más abertzale. Y encima, socialista. ¿Quién tuvo que hacerse una tila con su elección?
Respuesta. Creo que mucha gente. Pero luego también a lo mejor se tomaron un copazo, porque los socialistas llevamos tanto tiempo integrados en el País Vasco que hay que tomarse más de una tila para aguantarnos.
P. Para tila, los litros que creo que se hizo usted cuando el pacto con el PP.
R. Pues fueron unas cuantas copitas, sí.
P. Habla de irse de la política. ¿Tan mal le va?
R. Mi compromiso seguirá. Creo que se puede hacer política fuera y dentro de las instituciones.
P. ¿No exagera con el látigo cuando escribe: "La política deviene el más vil de los oficios"?
R. Es que creo que más nos vale que nos demos un poquito con el látigo, porque a lo mejor, después de un poquito de penitencia, conocemos nuestros pecados y aprenderemos a hacerles frente.
P. Cuando deje la política, ¿qué se va a hacer, banquera?
R. Nooo, no tengo aptitudes para la matemática. Seguiré siendo abogada, que es lo que quería ser desde pequeñita.
P. ¿Usted manda mucho? De las Juntas Generales depende la Diputación, el presupuesto...
R. Me encantaría tener más poder de convencimiento y para transmitir mis ideas. En cuanto al poder real, donde más mando es en mi casa.
P. Se dedica mucho a las víctimas de las violencias terrorista y machista. ¿Son distintas?
R. No. La forma de violencia es siempre la misma. Una amiga mía muy querida, afectada por un acto terrorista, decía que la violencia solo iguala a quien la practica.
P. En noviembre de 2008 dijo que sería difícil que Patxi López fuera lehendakari. ¿Se lo ha perdonado?
R. Me lo ha perdonado encantado. Y yo estoy mucho más encantada de haberme equivocado. Tenemos un gran lehendakari.
P. La historia de amor López-Basagoiti, ¿es anti natura, conveniencia, Sodoma y Gomorra?
R. Es compromiso con el país. Pasión muy en la intimidad, igual que Aznar hablaba el catalán.
P. ¿Estar casada con el presidente del PSE le hace ir de generala por la vida?
R. Qué va... Quizá por eso a lo mejor acabo siempre en la trinchera y no con los galones, cosa que no me importa. Tengo vida propia.
P. ¿Su marido es el político vasco que más le gusta?
R. El que está más bueno, no; el que más me gusta, sí.
P. ¿Quién es el más bueno?
R. Para mí, Iñaki Oyarzábal, del PP de Álava. Ni Iñigo Urkullu ni nada. Me parece que es el que tiene más morbo de todos. Aunque con el permiso de Alfredo [Pérez Rubalcaba].
P. ¿Refleja mejor a los políticos vascos el Parlamento de Vitoria o Vaya semanita?
R. El Parlamento de Vitoria. Son unos sosos.
P. ¿Cómo se ha quedado con el tijeretazo de Zapatero?
R. Cortada por la mitad.
P. Interior le concedió la Medalla al Mérito Policial. ¿Es usted Montalbano, Carvalho o Kurt Wallander?
R. No. Fue por algo más bonito y mucho más interesante: mi acercamiento y reconocimiento a las víctimas del terrorismo.
P. Un detallito de su admirado Rubalcaba.
R. Nooo. Un detalle de los compañeros y compañeras de la Policía Nacional de San Sebastián, que me propusieron.
P. ¿Cree que su marido tiene buenas compañías? Creo que hasta casi juega al mus con ETA.
R. Tiene compañías interesadas. Como muchas en política.
P. Llamaron a su hija María Esperanza cuando fue asesinado Fernando Buesa. ¿Cuánto queda para dejar de esperar?
R. Pronto ella será una de las generaciones de vascas que verá Euskadi en paz y en libertad. Sí. Y muy pronto.
P. ¿Algún tipo de pasión por Otegi, Odón Elorza o Urkullu?
R. Me dejan bastante fría los tres. Quizá, quizá creo que hay una personalidad aún por descubrir, que es la de Otegi. Pero ETA no le deja.
P. ¿Con quién le gusta jugar a los médicos?
R. Con mi marido. Eso con quién me gusta. ¿Con quién me gustaría? No me importaría hacer un intento con Brad Pitt, y enseñarle cómo me duele... el pulmón. Es que soy ex fumadora.
P. Con padre y madre dedicados a la política, ¿su hija tiene alguna posibilidad de salir normal?
R. Peor: quiere ser periodista.
Perfil
Tiene 38 años y una hija de 10 que le ha salido muy ecologista. Va al gimnasio y le apasiona el cine y leer novelas policiacas -"otra cosa en la que me parezco a Alfredo, mire"-. Alfredo, quede claro, es el ministro del Interior, del que Rafaela es devota. Se considera trabajadora, comprometida, nerviosa y demasiado vehemente. Impenitente hincha culé, baila flamenco y colecciona abanicos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.