Bancaja estaba condenada a perder tamaño para seguir siendo rentable

El presidente de Bancaja, José Luis Olivas, justificó el pasado jueves, ante el consejo de administración de la entidad, la alianza con Caja Madrid con el argumento de que es necesario adaptarse a las circunstancias: "Bancaja no se puede permitir no cambiar, ignorar la obligación de innovar, cuando todo lo que gira a su alrededor ha sido puesto en cuestión".

En su discurso, el presidente de Bancaja justificó la creación de un Sistema Integral de Protección (SIP) con Caja Madrid y su grupo, decisión que ha levantado una gran polvareda en ámbitos económicos, políticos y sociales, con el argumento de que, en caso contrario, la entidad "estaría abocada a ir reduciendo su tamaño para poder seguir siendo rentable, lo que no le permitiría seguir apoyando en las mismas condiciones a empresas y familias valencianas, como lo podrá hacer ahora participando en un grupo líder del sector financiero".

Olivas reconoció ante los miembros del consejo de Bancaja que hasta hace bien poco había expresado su preferencia "por esperar a una segunda oleada de fusiones para adoptar alguna decisión estratégica", pero "la intensidad e incertidumbre de los recientes vaivenes financieron aconsejan no retrasar la decisión de participar activamente en la reestructuración del sistema bancario español".

"Si Bancaja no entrara en el SIP, no podría mantener el tamaño actual de su balance y se vería abocada a reducirlo en breve plazo a costa de cancelaciones y de no renovaciones de los créditos vivos a empresas y particulares", explicó Olivas. "A Bancaja le costaría mucho más cara la captación de fondos prestables y su volumen sería inferior"."Con el SIP, el futuro de Bancaja, aunque en un ambiente financiero muy complicado, se encuentra garantizado", aseguró José Luis Olivas ante el consejo de administración de la entidad. "Ser una parte tan significativa como el 42% del primer grupo bancario, el segundo grupo industrial y el tercer grupo financiero, con la sede social en la ciudad de Valencia, constituye a la vez un éxito en el panorama actual y un reto para empleados y directivos de nuestra entidad, que deben aprovechar al máximo la oportunidad de negocio que les brinda esta reestructuración".

Además de argumentar las ventajas de la fusión con Caja Madrid, como el hecho de que la duplicidad de las redes es reducida (900 oficinas de Bancaja por 140 de Caja Madrid en la Comunidad Valenciana y 140 de Bancaja por 1.100 de Caja Madrid en la comunidad madrileña), Olivas puso énfasis en apuntar los inconvenientes de esperar a tomar una decisión más adelante. "Actualmente, podemos acometer la reestructuración en unas condiciones que nadie asegura que podrán mantenerse el día de mañana", dijo. "Nuestra capacidad de negociación puede disminuir en el futuro y la coyuntura financiera podría empeorar. Además, en breve se cierra el acceso al FROB, pensado específicamente para facilitar la reestructuración".

"Nuestro deseo de mantener el actual statu quo ha perdido hoy todo viso de realismo", advirtió Olivas, cuya única referencia a la vía descartada de la posible fusión con la CAM, fue una frase: "Fusiones de ámbito regional, posibles hace mucho tiempo, pero inviables en la actualidad, no hubieran conseguido la diversificación territorial que se consigue con este SIP".