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Reportaje:

Cárceles de firma

El COAC presenta una exposición sobre la arquitectura judicial y penitenciaria de la última década en Cataluña

En total, se han invertido 900 millones de euros en los proyectos ya ejecutados y está previsto invertir otros 700 millones en lo que queda por construir y licitar. Las obras las realiza GISA pero muchas veces a través del sistema del derecho de superficie. Es decir, el departamento tiene el solar y escoge el proyecto, pero son las empresas las que asumen la construcción y el manteniemiento durante una serie de años a cambio de un canon que paga anualmente la administración.

Tura, que en los edificios que inaugura en lugar de placa coloca un poema, parece convencida del papel regenerador de la arquitectura. Pero el jueves había 10.919 presos en Cataluña y en los últimos dos años entran tres internos nuevos cada día. "Si no cambia el sistema", dice Isern "tendremos que construir una prisión al año".

"De las antiguas solo se salvan la Modelo y la de Figueras", dice Tura

Poca gente querría conocer a fondo algunos de los edificios que han diseñado arquitectos de prestigio como José Luis Mateo, Josep Benedito, Enric Massip o Carme Ribas. Firman cárceles, y eso es algo que uno no desea visitar si no está obligado a ello. Pero pueden verse los proyectos, eso sí, en la curiosa e interesante exposición que hasta el 4 de septiembre se presenta en la sede del Colegio de Arquitectos de Cataluña (COAC).

Reúne los proyectos de arquitectura judicial y penitenciaria que se han ejecutado o proyectado en los últimos siete años en Cataluña, en lo que ha sido una campaña de renovación de estos equipamientos sin parangón en la historia reciente. Son 33 edificios judiciales -entre los que destaca el proyecto que firma el estudio RCR, Aranda Pigem Vilalta, de la nueva Audiencia Provincial de Barcelona- y 12 centros penitenciarios, entre ellos el proyecto del centro de preventivos de Zona Franca que, junto con el penal de Tàrrega, permitirá sustituir la Modelo en un plazo de unos tres o cuatro años, y el de Lledoners, que destaca por la manera en que se confunde con el paisaje rural que lo rodea.

La exposición, que incluso reproduce el espacio de una celda y muestra vídeos detallados de muchos de los proyectos, es de lo más didáctica. Se explican primero las tipologías y los programas funcionales de las distintas clases de centro y después, en los paneles con fotografías, maquetas y explicación del proyecto, se comprueba como cada arquitecto ha aplicado estas premisas de manera muy distinta. "Los metros cuadrados y el programa pueden ser iguales, pero la solución que aporta cada uno es diferente, y lo curioso es que todas funcionan", comenta Joan Josep Isern, director general de Infraestructuras del Departamento de Justicia, que organiza la exposición. La cárcel, explica, "es como una pequeña ciudad amurallada, solo que de allí no puede salir nadie y resulta difícil entrar". Su forma dependerá del entorno en el que se ubica; si es rural, se busca que el paisaje no se vea excesivamente alterado por su presencia y que, además, sea posible verlo desde dentro; si es urbana, lo que prima es el apartado funcional. Lo que sí se han suprimido en muchos casos son las torres de vigilancia porque, dice Isern, "la seguridad está garantizada ahora por otros medios tecnológicos cada vez más avanzados". En cualquier caso, añade, el objetivo es "facilitar la reinserción" y por eso se opta por edificios más pequeños -con capacidad máxima para 500 personas, la mitad que en las cárceles estatales- al tiempo que algunos centros incorporan huertos y jardines que cuidan los internos,

La consejera de Justicia, Montserrat Tura, defiende con pasión la arquitectura: "Es obvio que estos edificios, tanto los judiciales como los penitenciarios, tienen que ser funcionales, sostenibles y durables, pero además también tienen que ser bonitos, es decir, tener calidad arquitectónica, porque inciden en el paisaje urbano. Vengo de un pueblo, Mollet, al que en los años sesenta le robaron el paisaje porque la construcción era tan anodina que no se distinguía para nada de lo que podía verse en cualquier otra ciudad. La responsabilidad de la arquitectura es crear paisajes que ayuden a crear personalidad a su entorno". Para Tura, las cárceles que se construyeron durante el franquismo ya no sirven. "Funcionan mejor las que se hicieron hace 100 años, como la Modelo o la prisión de Figueres, las únicas que se salvan por su valor aarquitectónico", señaló.

El impacto sobre el entorno urbano se refleja sobre todo en los palacios judiciales. Se presentan 33 proyectos, de los que 19 ya están construidos y en funcionamiento. El resto se encuentra en diferentes fases de construcción o a punto de licitarse. Aquí la diversidad es aún mayor, a causa de la gran cantidad de arquitectos que han intervenido. No parece que haya algun signo que identifique la función que realizan, más allá de que suelen ser compactos y llamativos. Según Isern, se ha buscado que en el exterior el edificio contribuya a mejorar el paisaje urbano, algo logrado a veces, y además racionalizar el servicio, de manera que ahora cada juez no tiene su propia sala, sino que las que hay se comparten "para que siempre estén en funcionamiento".

Resulta especialmente interesante ver el proyecto de lo que será la nueva Audiencia Provincial de Barcelona, cuyo concurso ganaron los premiados arquitectos Aranda-Pigem-Vilalta y que se construirá en el mismo solar de la vieja Audiencia, cerca del parque de la Ciutadella.

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