España va sobre ruedas
El juego de toque de la selección y sus movimientos desde la segunda línea desarbolan a Polonia
No hay quien dispute la pelota a España. Los jugadores de la selección no necesitan más de dos toques para recibir y pasar, para abrir huecos con la circulación del balón, para resquebrajar a las defensas más abrigadas. Toque, toque, toque. España es una taladradora tenaz, con una personalidad desarrollada e inflexible, hasta el punto de que ningún contrincante le ha discutido la pelota ni restado protagonismo desde que se proclamara campeona de Europa en 2008.
Polonia, apocada, primaria y poco ingeniosa, no resultó un adversario de envergadura. Entre otras razones, porque el cuero era rojo y amarillo, porque Iniesta -retirado con unas molestias que no pasaron a mayores- gobierna su parcela y porque las rupturas desde la segunda línea, bien acompasadas con los desmarques de Villa, son tan fructíferas como definitivas.
ESPAÑA 6 - POLONIA 0
España: Casillas; Arbeloa (Sergio Ramos, m. 55), Puyol (Marchena, m. 73), Piqué, Capdevila; Busquets, Xabi Alonso; Silva (Navas, m. 55), Xavi (Cesc, m. 55), Iniesta (Pedro, m. 39); y Villa (Fernando Torres, m. 66). No utilizados: Reina, Valdés; Albiol, Javi Martínez, Mata y Llorente.
Polonia: Kuszcak; Wojtkowiak, Zewlakow, Glik (Sadlok, m. 54), Dudka; Murawski, Peszko (Jodlowiec, m. 79), Mierzejewski (Matuschyk, m. 46); Lewandowsky (Sobiech, m. 69), Blasczykowski (Cetnarski, m. 88) y Novak (Rybus, m. 62). No utilizados: Fabianski; Kowalczyk, Grosicki, Obraniak, Malecki y Piszczek.
Goles: 1-0. M. 12. Glik, al intentar evitar un remate de Villa. 2-0. M. 14. Silva. 3-0. M. 52. Xabi Alonso. M. 58. Cesc. 5-0. M. 76. Fernando Torres. 6-0. M. 81. Pedro.
Árbitro: Michailis Koukoulakis (Grecia).
30.000 espectadores en la Nueva Condomina.
Los del banquillo demostraron que al equipo de Del Bosque le sobran recursos
Acomplejado, el rival prefirió perseguir el balón a disputarlo
Insulsa y acomplejada, Polonia prefirió perseguir al balón a disputarlo. Reculó hasta campo propio y corrió sin remisión; propuso un duelo en espacios reducidos, enlatada y con las líneas bien estrechas. Su pecado, en cualquier caso, no fue la falta de ambición ofensiva porque es un estilo que bien puede resultar, como demostraron Grecia en la Eurocopa de Portugal 2004, Rafa Benítez con el Liverpool, José Mourinho con el Inter... Pero sí que se empecinó el equipo polaco en tirar la línea del fuera de juego en la orilla del área. Una flaqueza tremebunda porque España irrumpe como nadie en los metros concluyentes.
Del Bosque sacó la alineación de gala a excepción de Sergio Ramos, que acumulaba todos los minutos y que reposó un poco, en tanto en cuanto la selección tan solo dispone de tres laterales. Tampoco salió de inicio Torres, aún renqueante de una rodilla. Pero, participe quien participe, del juego de España, rasear la pelota es un argumento innegociable para la selección, atildada en el juego y eficaz en la definición. Desde Casillas hasta Villa, todos están exigidos en mimar al balón.
Entonces se presentó Iniesta como si de Atila se tratase. Recibía grapado a la línea de cal, pero, al igual que Silva, trazaba diagonales para explotar los pasillos interiores. Así absorbió el balón, devoró metros y lanzó un pase al área chica, donde se plantó Villa. Pero fue Glik, en un intento desesperado por anticiparse y despejar, quien concretó el gol.
Sin un juego acentuado de bandas -coto de Navas o Pedro-, Iniesta y Silva acuden a los huecos interiores para desarticular a los mediocentros o los centrales, desnortados porque se pierden en los marcajes. Inquietos, generosos, siempre tiran desmarques desde la segunda línea, ayuda inestimable para el jugador que enfoca la portería en la zona de tres cuartos.
Así, Iniesta recogió de nuevo el cuero en el balcón del área, alzó la mirada y vio cómo Xavi le lanzó un desmarque por detrás de la zaga. Pase de cuchara de Iniesta, asistencia de Xavi de primeras al punto de penalti y remate de Silva a placer, con el portero a contrapié y el marco a su merced. Fútbol de salón, gol de museo, el segundo de la noche.
De nada servía la proposición polaca, remitida al contragolpe y a colgar balones al área. Puyol y Piqué no erraron en el despeje y Xabi Alonso, pieza táctica, siempre recogió los rechaces para poner de nuevo la pelota en juego.
Falló en una ocasión el entramado defensivo y se lució Casillas, que tiró las manoplas a la escuadra, donde llegaba el balón lanzado por Peszko. Pero el fútbol corría en el área opuesta, donde las llegadas desde atrás erosionaron a Polonia. Lo aclaró Cesc, que buscó las cosquillas con un movimiento vertical, recibió un pase exquisito de Alonso y envió el cuero a las mallas. Lo mismo hizo Alonso, que desde la frontal, tras una jugada ensayada y ayudada por la chiripa, fusiló y el rebote despistó a Kuszcak.
La guinda la pusieron Torres y Pedro, que completaron la goleada y acrecentaron el resultado hasta la media docena de tantos, la mayor goleada con Del Bosque al mando.
Resulta que los que salieron del banquillo solo sumaron y pusieron de manifiesto que al equipo le sobran recursos. Rueda la pelota y rueda España, que ha completado sin fisuras su pretemporada, todo victorias. Anoche redujo a Polonia con seis sonoros tantos, con un juego preciosista y de toque.
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