"Lloraremos cuando lo saquen, pero sabremos qué pasó"

El Nuevo Pepita Aurora está a 29 metros de profundidad, a 0,8 millas al sur de Punta de Gracia, en Tarifa (Cádiz). Allí se quedó mientras era remolcado para su rescate por los efectivos de Salvamento Marítimo. El temporal impidió sacarlo a flote en su momento, cuando naufragó en septiembre de 2007 llevándose la vida de ocho marineros de Barbate. Ahora que la Audiencia Provincial gaditana ha autorizado su reflotamiento para incorporarlo como prueba pericial en la causa abierta por el siniestro, las viudas de esos pescadores y los supervivientes a la tragedia creen que la verdad está más cerca. "Sé que lloraremos cuando lo saquen y lo veamos pero estaremos allí para saber qué es lo que ocurrió", reconoce José Crespo, uno de los ocho que sobrevivió.

El auto de la Audiencia Provincial, que contradice al juzgado de Algeciras que lleva la instrucción de este caso, es una batalla ganada con mucho esfuerzo del abogado Jesús Gómez Grosso, representante del hasta ahora único imputado, el patrón del barco, José Vega. "No entendíamos por qué no se ha hecho antes. Para nosotros es una prueba fundamental. Estamos convencidos de que el barco no cumple ni con el proyecto encargado a los astilleros de Nodosa ni con los libros de estabilidad. Y así se puede demostrar", relató el letrado, convencido de que ahora la verdad sí puede salir. Él está convencido, y es lo que está intentando demostrar, de que Capitanía Marítima y el Ministerio de Fomento fueron responsables en parte del siniestro por haber permitido navegar este buque.

El Nuevo Pepita Aurora se hundió a su regreso de Marruecos hacia Barbate en medio de un gran temporal. Un informe de la Comisión de Investigación de Siniestros Marítimos, dependiente de Fomento, demostró que el barco llevaba un exceso de peso y que las falucheras (agujeros para evacuar el agua) estaban taponadas. Este informe fue el que llevó a imputar al patrón del barco.