La reforma de la ley Electoral
Si, contra todo pronóstico, el PP consigue que se celebren elecciones anticipadas, seguro que justo después de las elecciones se hablará largo y tendido de la Ley Electoral. Una ley electoral que tuvo sentido en la Transición, donde se prefirió contentar a los grupos más conflictivos (y me refiero a los franquistas acérrimos y a los nacionalistas exaltados) por encima de cumplir con los valores de la democracia.
Porque no es explicable, de otra forma, que el voto para las elecciones estatales tenga tal discriminación geográfica. El actual sistema provincial, obsoleto y bipartidista, fomenta el regionalismo y el disgregamiento de las regiones por encima de la solidaridad y la ayuda mutua. Evidentemente, el problema de esto es que los únicos que pueden cambiarlo son los grandes beneficiados.
Si nosotros los ciudadanos tenemos que esperar a que ellos arreglen nuestro país, que Dios nos salve.