La orgía sin sexo
The Square, cuyo centro es la calle peatonal Mallorca que yo propuse y prediseñé en 1973, y proyectaron José Ramón García Antón y Paco de Santiago, es hoy, junto con la Rambla de Barcelona, uno de los espacios de más marcha del mundo. Los de Benidorm lo llaman La colonia o La zona güiri. Unos 100.000 metros cuadrados de neón, leds [sistema de iluminación de bajo consumo], cerveza trasegada en camiones cisterna y manguera, rock and roll y música anglosajona en vivo, cabarés, shows, performers, imitadores, mucha alegría, muchas risas, muchos bailes, poco sexo, poca droga, muy victoriano. Son la clase obrera y la low midle class
británica que vienen al paraíso del Full Monthy. Son personajes de las novelas de Hornby, no de las películas tristes de Ken Loach. Aquí se sitúa y se rueda la serie Benidorm, de la ITV, con 8.000.000 de espectadores por capítulo, que gana todos los premios gracias al productor benidormense Pere Agulló.
Aquí se vive la utopía concreta de la aspiración británica a la gratuidad-baratura universal, free ride, free entrance, free excursion, ¡happy hours 24 horas los 365 días al año, 3x1! Estos británicos son mucho más marchosos que los españoles, que van más a mirar que a otra cosa. Se han invertido los papeles. Los autóctonos admiran atónitos la cultura triunfante del sexo óptico, poca droga, mucho alcohol y rock and roll, country y pop.
La gran virtud de los benidormenses es su capacidad de adaptación a la demanda y su tolerancia y disfrute de la diversidad, su permisibilidad.
Los británicos, que inventaron casi todo el Occidente cristiano protestante, han ido históricamente 50 años por delante. Inventaron el capitalismo industrial, la bolsa, los sindicatos, las huelgas, el imperialismo moderno, las finanzas basura, el turismo de masas, los pubs, las discotecas, los disco bares, el rugby y el fútbol, y ahora prefiguran el Mundo del año 2050: "Poco golpe y muchas risas", the light orgy. Gordas patológicas con pamelas rosa brillante. Grupos de treintañeros gritones en tanga. En una mezcla de los Carnavales de Río, los Sanfermines, los Moros y Cristianos y Lourdes.
Sorprenden la angustia, el estrés, el pesimismo y la tristeza con que los españoles observan las juergas británicas en Benidorm, donde se mezclan veinteañeros y jubilados bebiendo y cantando, con risas y conversación sudando la gota gorda. Y los de Benidorm a trabajar y a ahorrar. Los empleados son británicos, y los dueños de los cientos de inmensos saloon o pubs-karaoke, todos españoles. Las plusvalías que se quedan en casa. Sean eternamente bienvenidos... son la garantía de futuro.
Mario Gaviria es sociólogo.
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