Amenaza de huelga general
El ajuste de Roma, cifrado finalmente en 24.900 millones, ha desconcertado incluso a Silvio Berlusconi, obligado a aparcar su proverbial optimismo para vender el plan diseñado por el ministro de Economía, Giulio Tremonti, rebautizado ya como "el nuevo primer ministro". Berlusconi ha dicho que el ajuste es inevitable para salvar el euro y que no toca los impuestos ni las pensiones (estas medidas, en realidad, se retrasan seis meses). En un país con 120.000 millones anuales de evasión fiscal, el peso recae sobre funcionarios y entes locales, que probablemente deberán habilitar nuevas tasas para enjugar los 13.000 millones perdidos. El sindicato mayoritario ha anunciado que, si el "inicuo" ajuste no se retoca en el Parlamento, habrá huelga general.