Algo se mueve en el subsuelo
Un grupo de jóvenes vigueses se asocia para gestionar un centro cultural
Nada de nombres, nada de fotos y, por supuesto, nada de cargos. Lo del retrato se soluciona con unas caretas muy apropiadas para la ocasión que encuentran rápidamente, dado que las usan a menudo. En las citas de una entrevista no habían pensado. La negociación concluye con concesiones: se podrán mencionar apodos y, si acaso, nombres de pila. Desconfían de los cauces habituales porque tanto les silencian como les aburren. Son jóvenes, creativos y tratan de buscar, a su manera, formas de ocio y cultura que respondan a sus intereses. Que les sorprendan, por encima de todo.
El momento presente, en el que el grifo público amenaza sequía, es toda una prueba de resistencia para quienes deciden, movidos por las circunstancias o por convencimiento, buscarse las habas por su cuenta sin renunciar ni a sus sueños ni a su independencia. Músicos que autoeditan sus discos o cortometrajistas de presupuesto casero conocen el camino difícil. "Nos gustaría mantenernos sin necesitar ningún tipo de subvención, para ser libres", explica Pablo, uno de los fundadores de la asociación socio-cultural Amalgama. Para estímulo propio y ajeno, este colectivo formado por veinteañeros vigueses relacionados con las artes acaba de abrir las puertas de su propio local en la ciudad: taller, cantina, biblioteca, luthería, tienda, sala de conciertos y galería que hacen llamar "Centro de Gravedad Permanente". "Nos sentimos la generación perdida, todos nosotros estamos en paro y el mercado del arte nos parece una transacción entre dos señores de traje dándose un apretón de manos", afirma Javi.
La muestra 'Totem revolotem' reúne a 42 artistas, casi todos menores de 30
El planteamiento, actualmente único en su conjunto en Vigo, bebe de fuentes diversas: espíritu camp, asociacionismo juvenil, industrias culturales y grupos anti-sistema. En ciertos aspectos, miran hacia el proyecto luso Maus Hábitos y la sala Nasa de Santiago. Un particular les permite el uso de las instalaciones de una antigua empresa; el Museo de Arte Contemporánea de Vigo les cedió pintura y materiales; el equipo de sonido, los pertrechos para un laboratorio de fotografía y la maquinaria para un estudio de serigrafía son préstamos "indefinidos" de amigos, según detalla Miguel. Ahorrarse el alquiler es una gran ventaja, pero para desarrollar los planes del colectivo hay que seguir invirtiendo.
Empezaron cinco y en un mes cuentan con 30 asociados que aportarán cinco euros al trimestre. La cuota da derecho a que los socios puedan disfrutar libremente las instalaciones, con horario regular todos los días de la semana para el público general, y supone la recaudación para organizar, de entrada, una batalla de guitarras, cursos de casi cualquier cosa y conciertos en el local con sus amigos del colectivo Fiesta Pandemia, orientados hacia el ocio nocturno aunque comparten filiación underground, o en la sala La Iguana (el 5 de junio, con los vigueses Animal Farm y el artista experimental estadounidense Zan Hoffman, ya conocido en algunas de las casas okupas más activas de Galicia). La colaboración con otros colectivos se pretende: "En Vigo hay mucha gente haciendo cosas, como Alg-a, Musiquina33mg y Entremos na Panificadora". La agenda y unas piezas audiovisuales delirantes se pueden seguir en su blog: asociacionamalgama.blogspot.com.
Entre sus proyectos está renovar el contenido de la sala de exposiciones cada mes. Para el estreno de la galería han organizado la muestra Totem revolotem, todavía en cartel, con 42 artistas gallegos, la mayoría menores de 30 años procedentes de las hornadas más recientes de Bellas Artes de Pontevedra y algunos nombres con resonancia como Nano 4814 y Pancho Lapeña, todos reunidos en una multiplicidad de apariencias y formatos gráficos, plásticos y audiovisuales, carente de cualquier carácter programático generacional y con toda la intención de ejercer de plataforma profesional para "artistas muy válidos que, porque no son conocidos, no tienen más opciones que exponer en bares", indica Olga.
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