Arrebato
A los mejores equipos no les está permitido ni siquiera empatar los partidos amistosos, y menos cuando se enfrentan a rivales anónimos que funcionan como teloneros antes del inicio de los torneos, selecciones en las que nadie repara si no es para exagerar sus defectos a fin de subrayar el gatillazo del favorito. Así que España hizo bien en persistir hasta conseguir la victoria en la última jugada después de un encuentro que afrontó de manera holgazana, motivada únicamente cuando se vio sorprendida por el marcador. El gol de Llorente a la salida de un córner, la más común de las jugadas de estrategia, le eximió de dar mayores explicaciones respecto a un duelo aparentemente sencillo.
Había multitud de circunstancias que favorecían cierta indulgencia con los muchachos de Del Bosque. Al equipo le costó familiarizarse con un balón muy pintón, tampoco le fue fácil acostumbrarse a la hierba alta, el viento siempre fue el peor enemigo del fútbol, ya se sabe que en jornadas como la de ayer la rueda de los cambios impide coger el hilo y los internacionales llevaban 15 días sin competir... A los jugadores les puede muchas veces la pereza cuando se dan estas situaciones.
Una vez salvado el marcador, el enfrentamiento no habría tenido mayor trascendencia si España no hubiera formado con el equipo titular a la espera de la recuperación de Torres. La exigencia la puso el propio Del Bosque desde la alineación y la respuesta fue muy tibia, apagada respecto al ruido que provocó la talla de los protagonistas. Apenas hubo buenas noticias, a excepción de la reaparición de Iniesta, un jilguero sobre las líneas del área.
A Casillas se le contó un nuevo fallo. Piqué y Puyol cerraron mal y no se sabe cuáles eran las funciones de Arbeloa. Las concesiones defensivas fueron excesivas frente a un rival menor. Los dos goles encajados son difíciles de explicar si no es por la falta de tensión de los zagueros. Tampoco funcionó la mecánica del juego. Habrá que ver cómo mezclan Busquets, Xavi y Xabi. Alrededor de Busquets hay una expectación quizá desmedida desde que el seleccionador le ha puesto como faro tras prescindir de Senna. Ayer no se juntó bien con los centrales ni con los volantes. Iniesta, en cambio, estuvo más reconocible que nunca, sobre todo antes del descanso, y Villa es infalible en los partidos importantes y en los banales. No hay dudas sobre la aportación que dará Silva y tanto Navas como Pedro y Javi Martínez se presentan como alternativas muy interesantes para el juego por fuera y por dentro. Así las cosas, la sensación es que hay muchos futbolistas y se mantiene la duda de siempre sobre el juego: si la entrada de Torres supondrá la salida de Villa o de un volante y en qué medida afectará al medio centro.
Plagado de centrocampistas, al equipo le faltó ayer aire y nervio, fluidez y velocidad. Llegó poco y remató menos. Todo resultó tan colegial que el gol de Llorente supo a gloria, como si fuera un arrebato, un gesto de inconformismo en un conjunto a veces demasiado empalagoso y ayer tedioso, desconectado y poco profundo.
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