Medio Ambiente desprotege el Miño para construir una autovía
El vial pasará a escasos metros del río en una zona excluida del Plan del Litoral
La desembocadura del río Miño es costa a todos los efectos. Tanto es así que está afectada por el deslinde de dominio público marítimo-terrestre hasta más allá de Tui, adonde llegan los efectos de las mareas. Es además Red Natura y está declarada Reserva de la Biosfera, pero el Plan de Ordenación del Litoral (POL) no la protege. "No reúne las condiciones geomorfológicas ni paisajísticas necesarias", sostiene la Consellería de Medio Ambiente, Infraestructuras y Territorio. La desprotección de la ribera a la altura de Tomiño permitirá a la misma consellería construir una autovía pegada al cauce del río.
El pasado marzo, la Xunta anunció que descartaba el trazado del tramo central de la vía de alta capacidad Tui-A Guarda que había seleccionado el Gobierno bipartito, que circunvalaba Tomiño por el norte. Se decantaba por el trazado sur, pegado al río. Por las mismas fechas, la consellería que dirige Agustín Hernández ultimaba el Plan del Litoral. En lo que afecta al Miño, el POL establece distintos tipos de protección desde A Guarda hasta el puente internacional de Goián. Ahí es donde empieza el tramo de autovía paralelo al río, y ahí es donde la protección del Miño desaparece por completo.
Todo ello, a pesar de que la ribera de los ríos merece en el Plan del Litoral la mayor de sus categorías de blindaje, la de área de protección, que afecta a 200 metros a cada lado del cauce. Esta reserva, que se aplica incluso a regatos por los que no fluye el agua desde hace años, como han denunciado numerosos ayuntamientos, no será efectiva Goián arriba en el caso del Miño.
La Xunta ha optado por declarar la zona como prelitoral, libre por lo tanto de cautelas ambientales especiales. La explicación de la consellería es que ni la salinidad del agua ni la influencia de las mareas son "variables definitorias" para establecer ámbitos de protección. En el caso de la salinidad, por ser "muy variable temporal y espacialmente", y en el de las mareas, porque carecen "de rango fijo". "En ríos franceses este influjo supera los 100 kilómetros", argumenta la Xunta. Sí son definitorias para el POL, en cambio, las formaciones vegetales de la ribera y la morfología del canal, valores que la consellería no aprecia en ese tramo del Miño.
No habrá por lo tanto entre Goián y Tui cautelas ni siquiera paisajísticas, que de establecerse impedirían la construcción de este tramo del vial, de 10 kilómetros. La mitad de ellos, los más próximos al puente de Goián, ocupan una franja muy próxima al río, con terraplenes y viaductos incluidos. Uno de ellos, de 1.900 metros de longitud y apoyado en columnas de 11 metros de altura. Según sus detractores, se convertirá en un muro entre el río y los valles de Tomiño, que contrasta con las cuidadosas actuaciones de conservación que se llevan a cabo del lado portugués.
El impacto ambiental de la alternativa sur, cuyo presupuesto es superior en un 22% al de la norte, está provocando una fuerte contestación social y política. Los socialistas han presentado iniciativas en el Parlamento para reclamar al Gobierno de Feijóo que retome el trazado que propuso el bipartito. El Ayuntamiento de Tomiño, mientras, mientras, ha alegado con un informe en el que reclama que se abandone la alternativa elegida. Un grupo de 220 vecinos también ha creado una plataforma de rechazo.
Los efectos de la autovía contrastan con los objetivos que cita el Plan del Litoral, que propone dotar a las riberas de los ríos de "un valor añadido como espacios necesarios para el buen funcionamiento del sistema". El POL aboga por "preservar la biodiversidad de los ecosistemas" de los ríos y por la "puesta en valor de ese rico patrimonio". Para la Xunta, el patrimonio del Miño acaba en Goián.
Denuncia admitida
Mientras la Xunta sigue adelante con su proyecto, los afectados no se han quedado quietos. Unos 200 se han constituido en una plataforma que pretende paralizar lo que consideran una aberración medioambiental. Han presentado una denuncia en la que reclaman la paralización del proyecto, que el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia la ha admitido a tramite. Se trata de un recurso contencioso administrativo interpuesto por la asociación de afectados Plataforma Cidadá para a Vía de Alta Capacidade, en contra de la resolución de la Dirección Xeral de Infraestructuras en la que se aprueba el estudio informativo del tramo.
Tanto los vecinos como el Ayuntamiento de Tomiño recuerdan que el tramo elegido oficiosamente por la Xunta -los dos están expuestos al público, pero la consellería ya se decantó por el sur- no dispone de declaración de impacto ambiental. La Consellería de Medio Ambiente trata de sacar adelante el proyecto con el estudio de otra alternativa anterior, manejada en el Gobierno de Fraga, sólo similar a la que ahora se propone. "Su caducidad es patente", sostienen las alegaciones del ayuntamiento. El proyecto carece además de proyecto de integración paisajística, programa de vigilancia ambiental y métodos de control.
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