Una oferta poco razonable
En el año de la generalización de Bolonia y de la crisis económica, nuestras cinco universidades públicas (la plétora de las privadas, es otra cuestión) no parece que hayan hecho ningún esfuerzo de racionalización y coordinación en la oferta cuantitativa y cualitativa de plazas.
1) Con la oferta 2010-2011 y las tendencias estudiadas, la Comunidad Valenciana seguirá con un pequeño grupo de titulaciones muy demandadas (Medicina, Enfermería, Magisterio, Periodismo) pero la cifra total de plazas ofertadas por el sistema público seguirá superando al número de estudiantes que finalmente acaben pagando su matrícula. Una estimación que incluye la posible demanda generada por el nuevo acceso a la universidad desde Formación Profesional.
2) Valorando los parámetros (currículo de cuatro años, nivel de abandono y 20% de optatividad) los estudios del Consejo de Universidades recomendaban que la oferta, por título y campus, no bajara de 100 plazas (75 para situaciones muy especiales). A pesar de ello, la mitad de grados ofertados en los campus valencianos está por debajo de este límite (muchos ofertan 50 plazas e incluso alguno 30). Consecuencia: el coste por alumno se incrementa sin contrapartidas justificadas, en tiempos de restricciones más que obligadas.
3) Al seguir anteriores descoordinaciones, ocurre que en una misma área metropolitana, una universidad plantee un grado con 50 plazas, cuando su vecina ofrece 450 del mismo título. O que otro grado se oferte en ambas, separadas sus aulas respectivas por un semáforo. Además, se incrementan los títulos repetidos en campus geográficamente no muy alejados, sin que lo justifique, ni la demanda, ni la necesidad social. Son situaciones heredadas que, con motivo de la reforma, se podían corregir, pero no se ha querido hacerlo.
4) En 2005, el catálogo de titulaciones oficiales era de 144 y se pensó reducirlo a la mitad, al centrar el grado a lo básico para las distintas carreras y profesiones (en palabras de la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas: "Adopción de un sistema fácilmente legible y comparable de titulaciones") dejando para el máster la posible especialización. Hoy, en el borde de la incoherencia, son más de 500 los grados propuestos por las universidades españolas, en uso de la autonomía para generar sus propios títulos. Resultado: distinguir entre grados es una difícil tarea, no solo para el nuevo universitario, sino también para el futuro empleador. Un ejemplo (desgraciadamente no el único) relacionado con el campo de la Electrónica, las Telecomunicaciones y la Informática; un campo profesional bien entendido por sociedad y empresas, que en muchos países da lugar a tres currículos, relacionados entre sí. El estudiante interesado va a tener problemas semánticos para elegir entre los 14 grados que cubren este campo (20 si contamos los repetidos en campus distintos): Ingeniería Electrónica y Automática; Ingeniería Electrónica y Automática Industrial; Ingeniería Electrónica Industrial; Ingeniería Industrial. Electrónica; Ingeniería Electrónica de Telecomunicación; Ingeniería de Tecnologías de la Telecomunicación; Ingeniería Técnica de Telecomunicación; Ingeniería Telemática; Ingeniería en Sonido e Imagen; Ingeniería multimedia; Ingeniería Informática; Ingeniería en Informática de Gestión, Matemática Computacional.
Las universidades, en lo que a oferta docente se refiere, antes que afrontar Bolonia en época de crisis, parece que satisfacen intereses más domésticos que generales. En un ejercicio de coherencia, alguien debería revisar lo que estamos haciendo.
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