_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El doble de Camps

Desde que llegó a la presidencia de la Generalitat Valenciana, Francisco Camps ha sido continuamente observado. Los periodistas han analizado sus palabras y sus gestos, sus amabilidades y sus desplantes. En los últimos tiempos, ese escrutinio es mayor. Los políticos de la oposición, con Ángel Luna a la cabeza, han reprochado al presidente esos cariños y colusiones que se gasta. Supongo que no es sencillo sobrevivir a dicha inspección; imagino que no es fácil mantener la cordura. Si nos viéramos tan acosados acabaríamos haciendo molinillos.

Cuando las cosas van bien, el examen minucioso de tus actos incomoda: es una molestia que tienes que soportar con entereza. Cuando las cosas van mal, la pesquisa de tus opacidades lastima, daña el crédito de tu figura. Si el desempeño de dicho empleo provoca fastidio, tanto martirio, la pregunta es obvia: ¿qué te hace continuar en el cargo?

El vigor lo obtiene de "la gente de la calle"; la fuerza se la da la verdad "y con eso se va a cualquier rincón del planeta". Eso dice. ¿Suena cursi? Días atrás me refería aquí a ese estilo, a esas inflamaciones verbales. ¿Son monsergas? En un reportaje publicado por este periódico, Josep Torrent y Joaquín Ferrandis restaban importancia a la caricatura del presidente redicho, ese que emplea "un lenguaje relamido y algo cursi en el que las constantes referencias futbolísticas son la excusa perfecta para no hablar de los temas importantes. Pero ese es el Camps aparente". El Camps real -añadían- es un tipo de aparato, un político fajado en luchas intestinas, que "oculta una voluntad de hierro, una capacidad de resistencia".

Bien mirado, ambos extremos no son contradictorios. Expresado con elocuencia inflamada, el discurso relamido pertenece al mismo Camps que dijo: "A usted le encantaría coger una camioneta, venirse de madrugada a mi casa y por la mañana aparecer yo boca abajo en una cuneta". Se lo soltó a Ángel Luna meses atrás. Si lo piensan bien, es una imagen de gran lirismo, de una colosal fuerza poética; y es una imagen de gran cinismo, de una bravuconería inspirada y retadora. De repente, la madrugada, el paseíllo, las cunetas, la muerte: las violencias del pasado regresaban sin disimulo, con una claridad áspera de muertos a los que se les ha descerrajado un tiro. Sigmund Freud podría haber analizado esas expresiones para determinar si reflejaban temor o deseo.

El presidente pidió perdón por este exceso verbal. Pero no nos lo pide por sus lirismos aspaventosos. ¿Quién se disculpaba ante Luna? ¿Era el Camps aparente o el real, el blando o el duro? Si es el primero, su descargo suena vacío, un flatus vocis. Si es el segundo, el político fajador, sus explicaciones parecen artilleras, pura treta. ¿A quién hemos de creer? Sin duda: al cursi.

http://justoserna.wordpress.com

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_