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Colas sin fin a la luz de la luna

Miles de malagueños se vuelcan con las propuestas de la Noche en Blanco

Una noche de colas, de paciencia y de apretujones. Así vivieron miles de personas la tercera edición de la Noche en Blanco, propuesta que invitaba a participar en 111 actividades culturales repartidas en 90 espacios de Málaga. Por primera vez, la lluvia no compareció y la buena temperatura que acompañó la noche y madrugada del sábado al domingo hizo que el centro de la ciudad se quedase pequeño para tanto viandante. Pertrechados con el mapa-guía de los eventos, malagueños y extranjeros, que los había y muchos, trazaban al paso la ruta a seguir. Como en años anteriores, los museos y sus exposiciones se alzaron como la pieza más codiciada. Pasadas las 21.00, la calle San Agustín registraba una hilera de personas que casi llegaba a la plaza de los Naranjos de la catedral. La reordenación de la colección permanente del Museo Picasso fue la gran triunfadora de las propuestas gratuitas de la noche. Ante tal gentío, muchos optaron por volver sobre sus pasos y probar suerte en otras galerías. En su camino se topaban con otras actividades, como el aplaudido recital romántico que ofreció al piano Lim Bo Hyun con la catedral iluminada de fondo. Pocos metros más adelante, una nueva e inmensa cola esperaba paciente su turno para visitar la Alcazaba, de nuevo el monumento triunfador de la Noche en Blanco.

Los peces de cartulina de la calle Larios decepcionaron

Había prisa, sobre todo entre los más jóvenes, por cumplir las visitas programadas antes de que comenzasen los conciertos del grupo gibraltareño Taxi en el recinto Eduardo Ocón del Parque -lleno absoluto- y el más tardío de Lory Meyers en los Jardines de Pedro Luis Alonso. El grupo granadino no defraudó a sus seguidores, encaramados en los bancales de este jardín. También triunfó el compositor togolés Aaron Lordson, que hizo un homenaje a la música negra, los sonidos del soul, blues y r&b, así como a sus raíces africanas en un abarrotado CAC Málaga.

Los menos melómanos y los que iban cargados de niños optaron por propuestas más tranquilas. Para ellos, la exposición de Dalí y las revistas en la Fundación Picasso y la visita a la Casa Natal del pintor, ambas en la plaza de la Merced, fueron los destinos ideales, al igual que las performances que varios artistas realizaron en diversas plazas.

Para quienes se hartaron de andar de un sitio para otro, la calle Alcazabilla se convirtió en su refugio. Desde cualquiera de las terrazas de los bares de la zona se podía asistir, refrigerio o copa en mano, a las proyecciones de las 57 videocreaciones presentadas al último Festival de Cine de Málaga.

Hubo tanta gente con ganas de cultura en la calle que hasta lugares como el Ateneo, que exhibía fotos del Protectorado español en Marruecos, o la Sociedad Económica de Amigos del País, con una videocreación de la artista local Cristina Martín Lara, rebosaban de gente.

La gran decepción de la Noche en Blanco fue, precisamente, lo que la organización señaló como uno de los eventos principales. Se suponía que un gran río atravesaría la céntrica calle Larios para desembocar cargado de peces de colores e iluminados en la plaza de la Constitución. Pues bien, la cara de espanto de algunos viandantes lo decía todo, por no decir los improperios que otros no se aguantaron al ver la cosa. Ni río, ni luces, ni nada. Una hilera de peces de cartulina con una lucecita y basta. Y todo entre unas vallas de obra que no hicieron más que afear la principal calle del centro histórico y dificultar el tránsito por ella.

Un borrón en una animada noche en la que miles de personas tomaron su ciudad para disfrutar de la cultura en familia o con los amigos.

Vecinos de Málaga aguardaban la noche del sábado al domingo en cola para entrar en la Alcazaba.
Vecinos de Málaga aguardaban la noche del sábado al domingo en cola para entrar en la Alcazaba.JULIÁN ROJAS

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