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Reportaje:

Historias de un país

El cantautor Lluís Llach y el promotor cultural Eliseu Climent narran sus vivencias conjuntas ante los estudiantes de la Jaume I

María Fabra

"No te va a gustar esto que voy a contar". Como si estuvieran con un par de amigos, el cantautor Lluís Llach y el promotor cultural Eliseu Climent fueron protagonistas ayer del proyecto final de curso de los alumnos de la asignatura Nous Llenguatges Literaris Catalans en la Universitat Jaume I. Historias de un país fue el título escogido para que ambos aprovecharan las preguntas de los estudiantes para plagar las respuestas de anécdotas y de historias en su compromiso con el nacionalismo.

En una sala en la que hubiera resultado normal que a alguien le diera una lipotimia, dado el calor y la cantidad de gente que taponó hasta las entradas, Climent contó cómo Llach decidió "regalar" a Joan Fuster, que tenía graves problemas económicos, el beneficio de los derechos de autor del libro editado por el propio Climent, sobre los poemas y las canciones del cantautor de L'Empordà. "Sin que él se enterara, porque no quería, pero cada cierto tiempo le llegaba el dinero", relató el editor, "y Fuster se extrañaba, me decía que teníamos que averiguar de quién venía, aunque reconocía que le iba muy bien", contó.

Climent contó como Llach ayudó a Fuster económicamente
"La gente mayor no sabemos hablar derecho", dijo el cantante

Las batallas en la universidad, los tiempos de la clandestinidad y el postfranquismo coparon buena parte de su conversación, pero también tuvieron que hablar de su relación. "Hay gente en la vida que sabes que es tuya. Amigos que sabes que tienes aunque no los veas en años. Lluís es uno de ellos", dijo Climent. "Me fastidia racionalizar esta relación. Es porque sí", añadió Llach ataviado con su tradicional gorro, calado pero no hasta las cejas.

Lluís Llach fue señalado como "culpable" de la conversión de Eliseu Climent. Pese a que siempre se ha mostrado bastante ajeno al fútbol, admitió: "Me he hecho del Barça porque éste [en referencia al cantautor me invitó] a comer con Guardiola y me quedé encantado".

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El de L'Empordà también se destapó. "Desde l'Estaca [una de sus canciones más conocidas] hacia delante, las he compuesto todas en el váter", dijo. Y se sometió, no sin dolor, al recuerdo de cuando decidió abandonar los escenarios por el desgaste de la creatividad y, sobre todo, de su "inconformismo interior". "Pero fue más difícil dejar de ser Lluís Llach de lo que hubiera sido seguir siéndolo", confesó.

La tendencia a que el acto se convirtiera en una conversación de "abuelos cebolleta" fue interrumpida en varias ocasiones por Lluís Llach. "Es que la gente mayor no sabemos hablar derecho", comentó entre risas, que se convirtieron en emoción cuando, para finalizar, la sala entonó el "segur que tomba, tomba, tomba".

Lluís Llach y Eliseu Climent, ayer, en la Jaume I, ante el numeroso auditorio que acudió a su coloquio.
Lluís Llach y Eliseu Climent, ayer, en la Jaume I, ante el numeroso auditorio que acudió a su coloquio.ÀNGEL SÁNCHEZ

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