Las Bolsas pierden parte de lo ganado el lunes tras otro día de turbulencias

A una gran fiesta suele suceder una gran resaca. Los inversores, que conocen de sobra este axioma, no se sorprendieron de que las Bolsas se llevaran ayer un revolcón tras las subidas récord del lunes. El problema es cuando estos días de turbulencias excepcionales se convierten en habituales. Y eso es lo que ocurre ahora en el parqué español como en ningún otro. Porque el Ibex sólo ha terminado uno de los siete días hábiles de mayo con una fluctuación -ya sea hacia arriba o hacia abajo- inferior al 2%. Y si extendemos esta estadística al mes anterior, el resultado es que la Bolsa ha vivido tantas jornadas de vértigo como tranquilas.

"Lo que más odian los bancos centrales es la volatilidad", certifica Pablo Guijarro, de Analistas Financieros. Y volatilidad es en lo que está inmerso el Ibex. La semana pasada se saldó con el segundo mayor desplome de su historia. El lunes se disparó un 14,4%, récord absoluto. Y aunque ayer finalmente no cayó tanto como a media tarde, se dejó un 3,3%, lo justo como para poder salvar el límite de los 10.000 puntos. Eso sí, sólo el hecho de que Telefónica pagara ayer un fuerte dividendo ya suponía una caída automática del índice del 0,85%.

El Ibex cae un 3,3%, y se deja una cuarta parte de lo avanzado en la sesión anterior

La prima de riesgo española frente al bono alemán se mantiene estable

La actuación de los especuladores retroalimentó la subida del lunes. Porque al ver que las Bolsas subían se lanzaron a cerrar operaciones, echando más gasolina al fuego. Y ayer ocurrió lo contrario: los inversores que se dedicaron a consolidar las ganancias hicieron que la bajada fuera más intensa. "Ahora ocurre lo mismo que cuando lanzas una pelota al suelo para que rebote, que cada vez lo hace con menos fuerza. La volatilidad irá cayendo en los próximos meses después de la decisión tan importante que ha tomado Europa en defensa de su moneda. El mercado será más ilíquido, pero mucho más estable que estos días", sostiene José Luis Martínez. Este analista de Citigroup admite la importancia de las medidas políticas, pero avisa de que no son la solución definitiva. "Los Gobiernos tendrán que tomar ahora decisiones que impulsen el crecimiento para convencer a los inversores", añade.

El resto de grandes plazas europeas, más calmadas, cayeron en torno al 1%. Y la de Francfort -centro financiero del país que ha puesto más pegas a asegurar la estabilidad del euro con cientos de miles de millones- fue la única que logró cerrar en verde.

Tras un leve repunte en la mañana del lunes, nada más anunciar el bazuca de 750.000 millones que había sacado Europa, la moneda única continúa su caída: a última hora de ayer se cambiaba por 1,27 dólares. El euro y las Bolsas caen, entre otros motivos, por la preocupación en torno a cómo los países más endeudados y con unas perspectivas de crecimiento bastante modestas lograrán reducir el déficit. Por eso, los mercados estarán muy atentos a las ideas para recortar gastos que dé hoy el presidente Zapatero en el Congreso de los Diputados. Y por eso sonaron muy optimistas las declaraciones de ayer de la vicepresidenta económica. Elena Salgado aseguró en TVE que con el paso "histórico" que ha dado la zona euro para salvar la moneda única, "la política está ganando la partida a los mercados".

El respaldo al euro de la UE y, sobre todo, la decisión del Banco Central Europeo de comprar deuda a través de los bancos centrales de cada país sí que han beneficiado al mercado de la deuda, el desencadenante de esta crisis que ha estado a punto de acabar con la unión monetaria. Porque tras unos días de desplome alarmante, la prima de riesgo de los países con más problemas fiscales cayó con fuerza el lunes. Y ayer, con oscilaciones mucho más moderadas, continuaron las mejoras. El diferencial español del bono a 10 años respecto al alemán aumentó sólo dos puntos básicos, después de reducirse en más de 60 el día anterior. El de Grecia cayó 30 puntos; y los de Portugal e Irlanda lo hicieron algo más de 10 puntos.