La falta de Zapatero desluce a López la Fiesta de la Rosa de su primer año
López advierte a los suyos de que antepondrá el interés "del país" al del PSE
Decepción en todos y desagrado en bastantes. Muchos socialistas vascos no comprendieron ayer que el presidente del Gobierno, José Luis Rodriguez Zapatero, faltara a la Fiesta de la Rosa del primer aniversario del Ejecutivo que preside Patxi López, al que esperaban que pusiera el broche de oro. Por más que el motivo fuera la visita al Rey, hospitalizado en Barcelona tras su operación el sábado, que consideraban compatible con el acto en el BEC de Barakaldo.
Zapatero sí acudió el año pasado a acompañar a un lehendakari recién investido, mientras en paralelo su partido acababa de perder Galicia en favor del PP. Ayer resultó significativo que el lehendakari ni siquiera le mencionara en ningún momento de su intervención, ni para disculpar o explicar su ausencia ni para lamentarla. López recibió la comunicación desde Moncloa el sábado por la noche, mientras asistía en Vitoria al acto oficial del Día de Europa, sin ocultar su contrariedad a los más próximos.
El 'lehendakari' alabó a los ediles que han aguantado pese a la presión
Los principales dirigentes respondían ayer con cara de circunstancias o disculpas políticamente correctas y de tono oficial: "Qué le vamos a hacer si ha tenido cosas más importantes que atender", dijo el consejero de Interior y de la ejecutiva del PSE-EE, Rodolfo Ares. Era también la actitud comprensiva de tres veteranas militantes, sentadas ya a la mesa en espera de la comida que siguió al acto político. Peor conformar tuvieron otros asistentes, que supieron en el autobús que les conducía a Barakaldo que Zapatero no estaría y se quejaban de que ni siquiera ninguno de los dos ministros presentes, los de Educación, Ángel Gabilondo y Ciencia y Tecnología, Cristina Garmendia, hubieran tenido "el detalle" de dar una disculpa o un mensaje en su nombre. "Va a ser difícil de explicar a nuestra gente", admitía un significado dirigente. El enfado alcanzó igualmente a un buen número de enviados de medios de comunicación desplazados a Barakaldo, a quienes ni la sede socialista de Ferraz ni La Moncloa previnieron a tiempo de anular sus viajes.
En el convencimiento de muchos quedó que el presidente del Gobierno podría perfectamente haber compatibilizado su visita al Rey con el mitin de Bilbao, ya que abandonó la clínica a las 11.45 y habría podido volar a tiempo de intervenir. Zapatero ha vivido una difícil semana, plagada de contrariedades con los ataques especulativos contra el euro y la economía española. La Moncloa indicaba ayer que, además de la visita al Rey, el presidente tenía un complicado día de continuas comunicaciones telefónicas con mandatarios europeos.
El lehendakari asumió en solitario la reivindicación de su primer año de Gobierno, empezando por los avances contra el terrorismo y la "expulsión de los violentos de las calles y la vergüenza de nuestros muros". "Fue la tarea más urgente que nos impusimos", recordó. "Estamos mejor que hace un año, hemos avanzado, y mucho, y hoy la esperanza es mayor". A su juicio, "estamos ganando definitivamente a ETA, porque la sociedad ha desterrado cualquier atisbo de justificación". López alabó en especial a "los concejales que se han negado a renunciar" en los peores momentos. "Cada uno ha sido un muro", afirmó, para reiterar la petición del "esfuerzo final de firmeza y unidad" que viene pidiendo.
Más allá de eso, dijo, "el cambio ha llegado y funciona", pese a que el relevo se produjo "en medio de una crisis que el Gobierno anterior negaba mientras la economía caía, el paro había aumentado en 43.000 personas, y los recursos públicos mermaban". En esa situación, "hemos demostrado ideas claras y capacidad de gestión", junto a una forma de gobernar "basada en impulsar la cooperación", defendió. Euskadi es hoy "la comunidad de toda España que mejor está". En un discurso sin grandes novedades, López sí deslizó una advertencia a los suyos, tras apelar, sin mencionar al PNV, a la colaboración en los grandes retos de futuro: "Además de vuestro secretario general soy el lehendakari de todos y voy a cumplir con mi obligación: pondré los intereses del país y de sus gentes por encima de los nuestros, aquí, en Madrid y en Bruselas".
López terminó depositando en un atril de cristal una rosa roja, "por la tradición socialista"; una rama de roble, por ser "el árbol que ampara la libertad de todos, pensemos como pensemos"; y una escultura que representaba dos manos entrelazadas, como símbolo de que "para hacer país hay que juntar las manos de los distintos". Era, dijo, su "ofrenda a los vascos de toda condición" y procedencia.
"Viejas cotillas" e "insurgencia"
Ni el lehendakari ni el secretario general de los socialistas vizcaínos, José Antonio Pastor, se privaron ayer en sus referencias a José Luis Bilbao. Tras la declaración de éste de que no destinará "ni un euro" a la eventual extensión del metro hasta Castro Urdiales, para que los socialistas "vayan a tomar vermús", Pastor le recordó que allí viven 20.000 vascos y le acusó de practicar una política "aldeana", de ser "una especie de diputado general insurgente" y de vivir "como las viejas cotillas, del rumor y la maledicencia". El líder socialista afeó a Bilbao que calle, en cambio, ante la "ocultación de 56 millones" por parte del gerente del Consorcio de Transportes "para crear problemas al Gobierno" y le exigió que le cese. "Si no lo cesa él, lo cesaremos nosotros", advirtió, en referencia a la situación de mayoría socialista dentro del Consorcio de Transportes de Vizcaya. Además, abundó Pastor, previsible contrincante de Bilbao en 2011, "no le vamos a pedir un duro, porque cuando lo hagamos [el metro] ya no va a estar en la Diputación". El dirigente socialista negó que el Gobierno esté castigando a Vizcaya, como ha afirmado el diputado general del PNV. El auténtico castigo de ese territorio, dijo, "es soportar a sus sectarios e ineficaces dirigentes nacionalistas".
Pastor tuvo el apoyo de López, aunque en un tono más mesurado. "Por mucho que diga José Luis Bilbao, no hay un sólo proyecto abandonado", negó. El lehendakari le reprochó su amenaza continua de embarcarse en solitario en costosos proyectos. "Si el Gobierno no lo hace, lo pago yo, dice sobre San Mamés o el Guggenheim de Urdaibai, como si el dinero fuera suyo", dijo López . "Salvo cuando hace falta ampliar las ayudas para atender necesidades sociales por la crisis: entonces dice que hay que subir los impuestos y no es momento". Según el lehendakari, al diputado general sólo le interesan "las grandes obras a las que poner su firma" pero no "ayudar a los más desfavorecidos". "Sabemos cuáles son sus prioridades y no son las nuestras. No puede darnos ninguna lección de cómo gestionar", concluyó.
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